Una vez más el gobierno militar totalitario de la familia Castro provocará hambre en Cuba. Como en los peores días del principio de la década de los 90, el desabastecimiento regresa por sus fueros a cebarse en el sufrido pueblo de Cuba.
Los carros patrulleros de la policía custodian rastras cargadas de boniato, en remedo cursi de la vigilancia que se ejerce sobre valores bancarios con carros blindados. En Cuba, un boniato tiene un valor real superior al del dinero en cup para uso del pueblo. Este dinero no se come, ni compra los alimentos que realmente el pueblo necesita. Se come de veras en cuc, en divisa convertible.
La última vez, allá por los 90, fueron sorprendidos por la caída del campo socialista europeo. Hoy al comienzo del siglo XXI y por concluir su primera década, se trata de no realizar aperturas dentro del sistema de capitalismo de estado con matices izquierdizantes, impuesto para que sobreviva la clase política castrista.
Estamos ante una peligrosa hambruna de mayores proporciones a la sufrida a principios de los 90, porque el presidente Raúl Castro teme hacer reformas económicas y políticas. Porque el grupo político anciano y verdeolivo, tiembla ante la perspectiva de perder el poder y las prebendas que este sostiene.
Como esas escenas africanas de los noticieros en que los aldeanos corren tras bien custodiados camiones de la ONU cargados de alimento, los camiones que transportan productos del agro andan con custodia policial, las calles con dueño de la Isla.
Hay hambre y no somos libres. Esta es la absolución que políticos sin decoro en América Latina, encontraron para el régimen totalitario de la familia Castro. La OEA revocó su decisión de expulsión del régimen cubano en 1962. Las condiciones políticas cambiaron. No existe el poder extra continental al que se alió el régimen de los Castro y esto, hizo aquella decisión obsoleta.
Ahora el régimen completa una parábola dentro de la que afirma, no querer reintegrarse a la OEA, no aceptar la Carta Democrática, no realizar reformas económicas, endurecer el discurso político y por último y a partir de esta negación a las reformas económicas, condenar al pueblo al hambre.
Una vez más, el régimen peor apostó por lo peor. Hay hambre y habrá más. Tendremos apagones y formas inéditas de represión política. Se enfrentará una vez más el refinamiento cruel de la inteligencia castrista y la brutalidad selectiva de la policía de Seguridad del Estado.
Las fuerzas productivas, convenientemente atadas, no producirán los alimentos que se harán cada vez más escasos. Quizás el gobierno prepara, como ha hecho en otras ocasiones, un terror blanco que esté en condiciones de controlar. Entonces aplicará, ‘obligado’ por las circunstancias el terror rojo.
Morirán muchos, quizás miles, pero la dinastía castrista se habrá salvado. Una nueva generación de dirigentes, del corte del ‘niño de papá’ Parrilla, surgirá. Ellos harán la transición-china-raulista. Lo harán sobre los cadáveres acopiados para preservar sus privilegios.
Estamos abocados a las horas más oscuras, esas que los optimistas afirman que preceden el luminoso amanecer. Se impone estar alertas, ser más generosos, más transparentes y más limpios en todos los sentidos. No podemos permitir que una vez más salgan con la suya.
SDP
2 comentarios:
He linkeado los articulos de la semana.
Un abrazo a todos
Antes de yo salir de Cuba, cada tienda en divisa tenia 2 o 3 policias en la entrada o cerca de ella. Ellos temen una revuelta popular y saben que va a ser resultado de la hambruna. En aquella ocasion, a finales del 2005 la causa fue una repentina subida de los precios en divisa de productos de primera necesidad como: aceite de cocina, jabon, champu y detergente, cosa que es imposible adquirir en la moneda nacional.
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