El Vedado, La Habana, 6 de agosto de 2009, (SDP) Ahora resulta que el cubano es tan blanco que hasta los negros tienen más de caucásicos que de negros. De acuerdo con un estudio realizado por el Centro Nacional de Genética Médica de Cuba entre los años 2003 y 2007, quedó demostrado científicamente que “en la isla el color de la piel no expresa, necesariamente, la relación con una raza”, según informó el semanario Granma Internacional del 24 de julio del 2009.
Según datos ofrecidos por la especialista, en 368 individuos de piel blanca estudiados la proporción de genes de origen europeo iba desde 24,4% hasta 98,7% y la de genes de origen africano desde 0,7% hasta 72,7%. Mientras que en 101 individuos de piel negra, la proporción de genes de origen europeo iba desde12, 3% hasta 98,7% y la de genes de origen africano desde 0,7% hasta 86,8%.
Otro de los resultados a que se llegó fue que en la estimación de la mezcla promedio en el total de individuos estudiados, la proporción de genes de origen caucásico es de 73,8%; de genes de origen africano, de 16,8%, y de genes de origen amerindio-asiático, de 9,42%¨.
Hasta dónde puede llegar el afán de predominio de una raza sobre otra nunca se sabrá, así como tampoco será suficiente cualquier subterfugio técnico o pseudos-científico para pretender blanquear nuestra población.
Si se quiere hacer un verdadero estudio científico, debe partirse del hecho cierto y evidente de que todo aquel que tenga la piel de cierto color que no sea precisamente caucásico, no tiene que demostrar de ninguna manera, al menos, su mestizaje. Si es de piel oscura, sus antepasados son negros en alguna medida, y por lo tanto, es negro. O mestizo, que es otra forma de decir negro.
El citado estudio debió tomar como muestra a 600, -o tal vez 6000-, personas de piel blanca, y sólo con estos, realizar los llamados exámenes de genética molecular. Los negros no nos sentimos favorecidos porque tengamos un porciento mayor o menor de genes blancos, esto no constituye ningún mérito. Nuestra identificación racial está dada por el reconocimiento de ancestros étnico-culturales comunes, de los cuales sentimos orgullo.
Los labios gruesos, el pelo lanudo y la piel oscura, van de la mano con nuestra música, nuestra poesía y nuestra capacidad de lucha. Provenimos de un continente lleno de misterios y peligros, y también de riquezas y bellezas inexploradas. Somos ricos desde nuestro origen, no constituimos una raza miserable que deba sentir pena de si. La historia del mundo está llena de personalidades de la raza negra que honran a la humanidad. Los pueblos africanos representan la dignidad del ser humano y su humillación y ultraje significan la peor de las desvergüenzas.
Durante el siglo XIX, la segregación racial en el sur de los Estados Unidos establecía que un 3% de ¨sangre negra¨ era suficiente para clasificar como negra a una persona (1). Estos estudios actuales son una continuación de aquellos que pretendían establecer el porciento de ¨sangre negra¨ que tenía una persona. Si aplicáramos estos mismos principios, muchas personas de piel ¨blanca¨ hoy aquí, se habrían considerado negras en los Estados Unidos del siglo XIX o pardos o mestizos en la Cuba del propio siglo.
Que los negros o mestizos en nuestro país seamos entonces mayoría, no debe ser motivo de temor para los que no lo sean. Estamos por el respeto de las minorías aunque hayan tratado de ahogar nuestra cultura y nuestras vidas y obligado a muchos a sentir vergüenza de su origen.
No somos folklore, sino hombres y mujeres con una dignidad que defender con independencia de porcientos. De cualquier manera, la sangre es roja, y el cerebro, gris y blanco. El espíritu no tiene color.
El racismo y la discriminación racial aún son una lacra en Cuba. La población negra es abrumadoramente mayoritaria en los barrios marginales y villas miseria de todo el país, y es negra la mayor parte de nuestra inmensa población penal; sin embargo, es insignificante la presencia de negros en centros de trabajo con acceso a moneda convertible o en cargos de dirección a cualquier nivel. Si de porcientos se trata, vamos a ocuparnos de estos.
Bibliografía:
(1) Benemelis, Juan; Raza y Nación, El Determinismo racial en América y Cuba.
hildebrando.chaviano@yahoo.com
Según datos ofrecidos por la especialista, en 368 individuos de piel blanca estudiados la proporción de genes de origen europeo iba desde 24,4% hasta 98,7% y la de genes de origen africano desde 0,7% hasta 72,7%. Mientras que en 101 individuos de piel negra, la proporción de genes de origen europeo iba desde12, 3% hasta 98,7% y la de genes de origen africano desde 0,7% hasta 86,8%.
Otro de los resultados a que se llegó fue que en la estimación de la mezcla promedio en el total de individuos estudiados, la proporción de genes de origen caucásico es de 73,8%; de genes de origen africano, de 16,8%, y de genes de origen amerindio-asiático, de 9,42%¨.
Hasta dónde puede llegar el afán de predominio de una raza sobre otra nunca se sabrá, así como tampoco será suficiente cualquier subterfugio técnico o pseudos-científico para pretender blanquear nuestra población.
Si se quiere hacer un verdadero estudio científico, debe partirse del hecho cierto y evidente de que todo aquel que tenga la piel de cierto color que no sea precisamente caucásico, no tiene que demostrar de ninguna manera, al menos, su mestizaje. Si es de piel oscura, sus antepasados son negros en alguna medida, y por lo tanto, es negro. O mestizo, que es otra forma de decir negro.
El citado estudio debió tomar como muestra a 600, -o tal vez 6000-, personas de piel blanca, y sólo con estos, realizar los llamados exámenes de genética molecular. Los negros no nos sentimos favorecidos porque tengamos un porciento mayor o menor de genes blancos, esto no constituye ningún mérito. Nuestra identificación racial está dada por el reconocimiento de ancestros étnico-culturales comunes, de los cuales sentimos orgullo.
Los labios gruesos, el pelo lanudo y la piel oscura, van de la mano con nuestra música, nuestra poesía y nuestra capacidad de lucha. Provenimos de un continente lleno de misterios y peligros, y también de riquezas y bellezas inexploradas. Somos ricos desde nuestro origen, no constituimos una raza miserable que deba sentir pena de si. La historia del mundo está llena de personalidades de la raza negra que honran a la humanidad. Los pueblos africanos representan la dignidad del ser humano y su humillación y ultraje significan la peor de las desvergüenzas.
Durante el siglo XIX, la segregación racial en el sur de los Estados Unidos establecía que un 3% de ¨sangre negra¨ era suficiente para clasificar como negra a una persona (1). Estos estudios actuales son una continuación de aquellos que pretendían establecer el porciento de ¨sangre negra¨ que tenía una persona. Si aplicáramos estos mismos principios, muchas personas de piel ¨blanca¨ hoy aquí, se habrían considerado negras en los Estados Unidos del siglo XIX o pardos o mestizos en la Cuba del propio siglo.
Que los negros o mestizos en nuestro país seamos entonces mayoría, no debe ser motivo de temor para los que no lo sean. Estamos por el respeto de las minorías aunque hayan tratado de ahogar nuestra cultura y nuestras vidas y obligado a muchos a sentir vergüenza de su origen.
No somos folklore, sino hombres y mujeres con una dignidad que defender con independencia de porcientos. De cualquier manera, la sangre es roja, y el cerebro, gris y blanco. El espíritu no tiene color.
El racismo y la discriminación racial aún son una lacra en Cuba. La población negra es abrumadoramente mayoritaria en los barrios marginales y villas miseria de todo el país, y es negra la mayor parte de nuestra inmensa población penal; sin embargo, es insignificante la presencia de negros en centros de trabajo con acceso a moneda convertible o en cargos de dirección a cualquier nivel. Si de porcientos se trata, vamos a ocuparnos de estos.
Bibliografía:
(1) Benemelis, Juan; Raza y Nación, El Determinismo racial en América y Cuba.
hildebrando.chaviano@yahoo.com
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