jueves, 4 de junio de 2009

REFLEXIONAR LAS REFLEXIONES, Manuel Aguirre Lavarrere (Mackandal)


“Nada hay tan irresistible como un poder tiránico que mande en nombre del pueblo, ya que está revestido del poder moral de la mayoría y al mismo tiempo obra con la decisión, la prontitud y la tenacidad de un solo hombre.”
Alexis de Tocqueville

Guanajay, Habana, 4 de junio de 2009, (SDP) Algunos amigos del gobierno cubano que siguen el legado reflexivo de Fidel Castro han emplazado al actual Presidente de la Casa Blanca, Barack Obama, sobre si va a flexibilizar o no la política de Estados Unidos hacia Cuba.

Lo inquietante de esto no lo es tanto el planteamiento mismo como el modo de enfocarlo. En ello se ve claramente una tendencia parcializada del diferendo Cuba- Estados Unidos que dura ya tanto como la dictadura en el poder.

No hay correspondencia ni buenas intenciones cuando solamente se muestra una cara de la moneda, y la otra, la que no conviene descubrir, queda oculta de modo que cualquier ingenuo-que no son pocos-, fanatizado con las regalías que da Cuba a otros países a costilla de la miseria y el hambre de su pueblo, pueda creer en algo tan aberrante.

El gobierno cubano exige al inquilino de la Casa Blanca con solo unos meses en el poder, que resuelva lo que en cincuenta años de mandato único y soledad de poder ha sido incapaz de resolver ese propio gobierno. Por ello cabe preguntar a esos mismos que tanto se empeñan en justificar lo injustificable, algunas de las tantas peguntas que inquietan a la mayor parte de la población cubana, tan engañada siempre y tan violada en sus derechos más elementales:

¿Podremos los cubanos tener libre acceso a la Internet?

¿Eliminará el régimen cubano el tratado con México que expulsa a cuanto cubano llega a ese territorio en busca de libertad?

¿Podremos los cubanos viajar a donde nos plazca y entrar y salir del país cuando lo estimemos convenientes como verdaderos hombres libres?

¿Dejará de ser el color negro de la piel obstáculo para trabajar en el turismo y otras entidades de mayor remuneración económica?

¿Habrá derecho a la huelga frente a las administraciones corruptas y sindicatos prostituidos como ocurre ahora mismo en la Isla?

¿Seguirá siendo el negro cubano quien lleve la peor parte frente a los tribunales de justicia y el más apaleado y vejado en las cárceles cubanas?

¿Ratificará Cuba los Pactos políticos, Sociales y Culturales que en el 2008 había firmado y que fueron recordados por el presidente Lula en la Cumbre de Río? Para que sean efectivos, ¿serán ratificados y hecho públicos en la Gaceta Oficial de la República?

¿Dejará en libertad el régimen cubano a los presos cuya única arma esgrimida ha sido ejercer el derecho a la palabra?

¿Legalizará el régimen a los grupos de oposición pacifica que han pedido ese derecho?

¿Podrán los deportistas y artistas cubanos, que dado el injusto trato recibido en la Isla, se han radicado en otros países, entrar a la patria sin que penda sobre ellos la humillación y el encarcelamiento?

¿Tendrán al fin los estudiantes cubanos derecho a estudios superiores en el extranjero como lo tienen los hijos de ministros y dirigentes del gobierno?

¿Por qué el derecho que tenían los comunistas antes de 1959, de crear un periódico y una emisora de radio, de estar con voz y voto en la Constituyente de 1940 y ocupar bancas en el Senado de la Nación, no lo tienen hoy los que luchan por una Cuba democrática?

Estas y otras razones internas son las que atañen a la población cubana, son las que duelen y quiere ver resueltas. Cuando Obama dijo que los doce millones de cubanos en la Isla no son de su interés, hizo lo correcto. Quizá si hubiera dicho lo contrario, ya lo habrían acusado de intromisión en los asuntos internos de Cuba.

Los doce millones de cubanos en la Isla, su mejoramiento ciudadano y libertades civiles, son problemas a resolver por el régimen cubano, no por Barack Obama.
makandalmm@yahoo.com

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