jueves, 11 de junio de 2009

TODOS A LA PLAZA, Hildebrando Chaviano Montes




El Vedado, La Habana, junio de 2009 (SDP) Al gobierno cubano, igual que a cualquier otro régimen totalitario, le complace llenar los parques y avenidas con sus desfiles y manifestaciones. Ante la ausencia de elecciones y referendos legítimos, acuden a este método para según ellos, demostrar el apoyo de la población al sistema. ¿A quién pretenden engañar: al propio pueblo, a la opinión pública internacional, a ellos mismos?

Todo en este sistema es un engaño y las marchas y concentraciones no son la excepción. Desde hace mucho tiempo me pude percatar de algo, no se si será simple coincidencia o que soy demasiado suspicaz, pero las medidas que se dictan para anunciar restricciones, aumentos de precios, etc., van precedidas siempre de un acto de “confirmación revolucionaria”.

Esto obedece a que el régimen necesita saber no el grado de aprobación de que goza, sino el nivel de sumisión de que dispone entre una buena parte del pueblo que teme perder el empleo. Señalarse, perjudicar a los hijos que estudian y aspiran a algo aunque a ciencia cierta no sepan en qué consiste ese ¨algo¨, y así sucesivamente, en una especie de chantaje a nivel nacional que afecta profundamente la moral de la sociedad, al humillar en lo más profundo a estas personas.

Sólo entonces el régimen se atreve a plantear las nuevas medidas, en un juego infinito que es algo así como el famoso ¨trato del esqueleto¨ o dicho de otra forma, como quiera que te pongas, tienes que llorar.

Hasta cuándo el pueblo se prestará a este juego cínico e hipócrita, nadie lo sabe, pero me da el pálpito que no debe estar muy lejos el momento del fin. No pretendo ser profeta, pero de todo se cansa uno y veo al pueblo muy cansado, apático e indolente. La salud del régimen no está mejor que la de su líder.
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