Managua, La Habana, junio 4 del 2009 (SDP). Después de medio siglo de vicisitudes y escaceses, hoy la población cubana, en su mayoría pobre, debe enfrentar una nueva crisis. Y la interrogante está latente, ¿volverán los apagones?
Acostumbrados a los misterios y secretos de Estado, muchos en la isla intentan descifrar un nuevo enigma detrás de las predicciones estatales de otro paquete de medidas para ayudar a incrementar el ahorro en el país.
Aunque los medios afirman que si se logra controlar el derroche eléctrico en las empresas estatales, no habrá esas afectaciones en el sector residencial, ya apareció después de mucho tiempo en el mercado negro, a 10 pesos el litro de keroseno y el alcohol.
Mientras el que puede trata de prepararse para aliviar la nueva crisis, los rumores aumentan su nivel gracias a la poca información que al respecto brindan al pueblo los medios.
“Dicen que no viene más pollo y que se acaba el jabón y el detergente”, comentaron varias personas en los exteriores de un mercado que oferta sus productos en moneda convertible y donde ya comienza a notarse la escasez de algunos de estos productos.
Carlos es chofer de taxi y asegura que es militante del Partido Comunista, pero hay cosas que no entiende: “Yo quiero que me digas”, exclamó, “¿de quien son las empresas, las fábricas y los comercios donde se dice que se despilfarra la energía eléctrica? ¿No son del Estado? Bueno, pues entonces, el Estado es el derrochador.”
Y agrega: “Aquí se han construido oficinas para empresas que les han hecho pocas o ningunas ventanas, y luego han puesto un aire acondicionado en cada oficina, para que el Director, el sub-director y todos los que mandan se pasen el día frescos, y eso gasta.”
Por su parte, los medios reflejan el desmesurado gasto eléctrico en los organismos estatales de Pinar del Río y el inconcebible derroche en luminarias cuando el sol es más fuerte en la Ciudad de la Habana. En Matanzas, el director de la Organización Básica Eléctrica dice que en esa provincia hay empresas que no tienen ni siquiera un plan para ahorrar.
Zurami Gonzáles, de 34 años, quien reside en la barriada de Lechuga, en la periferia de la ciudad de la Habana, comenta: “Yo me he pasado mi vida, desde que soy pequeña escuchando la misma frase, hay que ahorrar. ¡Y que a estas alturas yo tenga que escuchar que tengo que continuar ahorrando! ¿Pero hasta donde nos van a apretar? Mira, este mes lo que vino aquí para las embarazadas fue picadillo de tenca (pez de río de mal sabor).”
Aunque hasta el momento, los apagones son sólo una amenaza para el sector residencial, muchas amas de casa manifiestan su preocupación ante lo que pudiera ser un gran conflicto a la hora de elaborar los alimentos.
Eloisa Méndez, de 62 años, residente de Ciudad Habana, expresó: “Nos obligaron prácticamente a comprar todos los equipos eléctricos, la hornilla, la arrocera, la otra olla. Y ahora nos piden que ahorremos. Este es un país de locos.”
Ante la entrega hace tres años, mediante pagos por créditos, de esos artículos electrodomésticos el consumo de electricidad subió notablemente en muchos hogares del país.
Olga, de 40 años, residente de Ciudad Habana, comenta: “Hoy pago el doble de electricidad que antes cuando no tenía todo eso que vendieron, porque todo es eléctrico y lógicamente se usa.”
Ahora para muchas amas de casa, la preocupación podría ser doble. No solamente qué cocinar sino cómo hacerlo. La política de ahorro divulgada por los medios se presenta como única solución para evitar los irritantes apagones, que aún no se sabe con certeza si volverán a los hogares cubanos aunque ya están pronosticados
amarilisrey@yahoo.com
Acostumbrados a los misterios y secretos de Estado, muchos en la isla intentan descifrar un nuevo enigma detrás de las predicciones estatales de otro paquete de medidas para ayudar a incrementar el ahorro en el país.
Aunque los medios afirman que si se logra controlar el derroche eléctrico en las empresas estatales, no habrá esas afectaciones en el sector residencial, ya apareció después de mucho tiempo en el mercado negro, a 10 pesos el litro de keroseno y el alcohol.
Mientras el que puede trata de prepararse para aliviar la nueva crisis, los rumores aumentan su nivel gracias a la poca información que al respecto brindan al pueblo los medios.
“Dicen que no viene más pollo y que se acaba el jabón y el detergente”, comentaron varias personas en los exteriores de un mercado que oferta sus productos en moneda convertible y donde ya comienza a notarse la escasez de algunos de estos productos.
Carlos es chofer de taxi y asegura que es militante del Partido Comunista, pero hay cosas que no entiende: “Yo quiero que me digas”, exclamó, “¿de quien son las empresas, las fábricas y los comercios donde se dice que se despilfarra la energía eléctrica? ¿No son del Estado? Bueno, pues entonces, el Estado es el derrochador.”
Y agrega: “Aquí se han construido oficinas para empresas que les han hecho pocas o ningunas ventanas, y luego han puesto un aire acondicionado en cada oficina, para que el Director, el sub-director y todos los que mandan se pasen el día frescos, y eso gasta.”
Por su parte, los medios reflejan el desmesurado gasto eléctrico en los organismos estatales de Pinar del Río y el inconcebible derroche en luminarias cuando el sol es más fuerte en la Ciudad de la Habana. En Matanzas, el director de la Organización Básica Eléctrica dice que en esa provincia hay empresas que no tienen ni siquiera un plan para ahorrar.
Zurami Gonzáles, de 34 años, quien reside en la barriada de Lechuga, en la periferia de la ciudad de la Habana, comenta: “Yo me he pasado mi vida, desde que soy pequeña escuchando la misma frase, hay que ahorrar. ¡Y que a estas alturas yo tenga que escuchar que tengo que continuar ahorrando! ¿Pero hasta donde nos van a apretar? Mira, este mes lo que vino aquí para las embarazadas fue picadillo de tenca (pez de río de mal sabor).”
Aunque hasta el momento, los apagones son sólo una amenaza para el sector residencial, muchas amas de casa manifiestan su preocupación ante lo que pudiera ser un gran conflicto a la hora de elaborar los alimentos.
Eloisa Méndez, de 62 años, residente de Ciudad Habana, expresó: “Nos obligaron prácticamente a comprar todos los equipos eléctricos, la hornilla, la arrocera, la otra olla. Y ahora nos piden que ahorremos. Este es un país de locos.”
Ante la entrega hace tres años, mediante pagos por créditos, de esos artículos electrodomésticos el consumo de electricidad subió notablemente en muchos hogares del país.
Olga, de 40 años, residente de Ciudad Habana, comenta: “Hoy pago el doble de electricidad que antes cuando no tenía todo eso que vendieron, porque todo es eléctrico y lógicamente se usa.”
Ahora para muchas amas de casa, la preocupación podría ser doble. No solamente qué cocinar sino cómo hacerlo. La política de ahorro divulgada por los medios se presenta como única solución para evitar los irritantes apagones, que aún no se sabe con certeza si volverán a los hogares cubanos aunque ya están pronosticados
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