jueves, 16 de abril de 2009

ALGO SE MUEVE, Alejandro Tur Valladares


Cienfuegos, 16 de abril de 2009, (SDP-JAGUA PRESS) Para la religión brahmánica o hindú lo único eterno que hay en el Universo es el movimiento. Considera que todos los procesos que se originan en el mundo de la manifestación son provocados por esta cualidad a la que han bautizado con el calificativo de la Gran Ley o Ley de Leyes.

Esta verdad la vemos reflejada en todos los procesos de la naturaleza y el hombre. En los ciclos de las estaciones climatológicas, en la metamorfosis que sufre la crisálida, en el flujo y reflujo de la marea, en el vuelo e las aves y en la propia historia de los pueblos. Nada permanece constante, nada es eterno, todo se transmuta.

Es por ello que me asombra con la ligereza que los comunistas hablan de la permanencia eterna del sistema que defienden. Es por ello que mi fe en el cambio cada día cobra bríos, sobre todo cuando la convicción que es intuida, se ve reforzada por la razón, o mucho mejor, por los hechos.

Estando por estos días en medio de un ayuno que tiene lugar en Placetas, un municipio villaclareño, pude constatar que algo se mueve. Esto a pesar de los empeños que se toman los medios informativos de la dictadura en hacernos creer que no hay novedad en el frente.

No me voy a referir al ayuno, que es en sí mismo evidencia de como han cambiado los tiempos. Quiero dedicar este minuto a reflejar un fenómeno que se dio por añadidura, en forma colateral, para utilizar la terminología moderna. Hablo de las muestras de simpatía, solidaridad y cariño que vi tributar a los ayunantes por parte del pueblo.

Tengo aún fresca en mi memoria los hechos acaecidos en el año 1980. Me refiero a la toma de la embajada del Perú por un grupo de desesperados cubanos, acontecimiento que vendría acompañado del nacimiento de los tristemente célebres actos de repudio. Miro al pasado y no puedo sustraerme del dolor que me provoca ver a miles de mis compatriotas apedreando a un similar por el simple hecho de querer irse a residir a otro lugar.

En aquel entonces, al régimen le era muy fácil convocar. Un simple llamamiento suyo y abarrotaba las plazas públicas. El pueblo era en sus manos un hato de corderitos mansos que, ante la voz del pastor en jefe, estaban dispuestos a ir, sin hacer cuestionamiento alguno, derecho al despeñadero.

Pero gracias a Dios, el movimiento es eterno y este se ha manifestado, sin duda alguna, en la conciencia ciudadana, llevando a que los ciudadanos se transformen de oscuros victimarios a lúcidos iniciados de la solidaridad y el amor. De esta escuela son los placeteños Yoel Alpizar, vecino de 2da de Oeste e/ 3ra y 4ta del Sur y Omar Alma Suárez quien vive en el callejón del Tarráo.

Ambos fueron detenidos por las hordas policiales, instantes después de superar los valladares que impone al cubano el miedo a la maquinaria represiva, y llegar hasta la sede del ayuno, donde patentizaron su admiración por los civilistas que realizan la protesta.

Ambos son consecuencia de ese proceso divino que se llama evolución. Omar y Yoel son el rostro visible del cambio que se ha dado en la nueva generación, que ha asumido como bandera la consigna de no colaboración. Ellos son de esos hombres dignos a los que se refería Martí, en los cuales aseguró va un pueblo entero.

Ante los reiterados intentos de los medios de desinformación del régimen por hacernos creer que en nuestra patria nada cambia, concluyo haciendo mía las frases del sabio italiano Galileo Galilei, quien instantes después de salir de un proceso dirigido contra él por la Santa Inquisición, en el que le obligaron a abdicar de sus propias teorías y a referir que la tierra era el centro del universo y que permanecía tranquila, dijo “Y sin embargo se mueve”.
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