jueves, 16 de abril de 2009

NO LO DAN POR EL PLAN CTC, Guillermo Fariñas Hernández


Santa Clara, Villa Clara, 16 de abril de 2009, (SDP) Los incómodos calores arribaron a Cuba en el mes de abril. Este año junto con su llegada fueron defenestrados un alto número de cargos en la nomenclatura fidelista. Las elevadas temperaturas de estos raros tiempos son tanto meteorológicas como políticas.

Antes de su caída de sus puestos en el gobierno cubano, el Dr. Carlos Lage Dávila, eliminó todas las prebendas otorgadas por la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Los estímulos concedidos a aquellos trabajadores que ostentaban los títulos de Vanguardias Nacionales (el llamado “Plan CTC”) de golpe desaparecieron.

Una de las cuestiones que más duro hiere a los ciudadanos que no poseen divisas libremente convertibles, es no tener acceso a una recreación de calidad como la que tienen los visitantes extranjeros.

Los hoteles turísticos, por sus elevados precios, constituyen una bofetada para cualquier nacional.

Varadero o Guanabo son zonas tradicionales de playas. Aquellos particulares que alquilan sus viviendas siempre ponen sus tarifas en pesos convertibles (CUC). Todos los arrendatarios desean cobrar y servir en una moneda dura y no devaluada como es el caso del dólar, el euro u otras.

La única opción que le queda a los nacidos y residentes en este archipiélago es el Campismo Popular. Los campistas que se atrevan a salir a vacacionar en las zonas de ríos o de mar, deben estar preparados para tener dificultades con la comida, el transporte, la ventilación y hasta los mosquitos.

Pero la inmensa mayoría de los cubanos pasan sus vacaciones en las ciudades donde viven. Sus principales entretenimientos son mirar la televisión e ingerir bebidas alcohólicas. Se plantean la disyuntiva viajar a casa de cualquier familiar o amigo en otro sitio de la geografía cubana, pero el transporte está pésimo.

En la marginal barriada del Condado, en la ciudad de Santa Clara, ha surgido una inventiva para disfrutar y recrearse digna de tener en cuenta. Los pobladores de la ciudad cabecera de la provincia de Villa Clara han querido revertir el maleficio que significar ser ciudadano cubano y vivir dentro del país.

Han llevado la voz cantante en la misma los jóvenes que siempre han sido un símbolo de rebeldía y transformación ante lo establecido por generaciones más viejas. Esa juventud, que según el refrán es un divino tesoro, pone a diario en jaque con su desafío a las autoridades y funcionarios gubernamentales.

Surgió sin pedirle permiso a nadie la playa “El Chorrito”. Plantean los vecinos conocedores de la dinámica de este recurrente e inusual centro de recreación y esparcimiento, que será en los meses de mayor calor ambiental como son los de julio y agosto es cuando de verdad la asistencia a la misma se convertirá en masiva.

El Chorrito se localiza debajo de un puente en bastante mal estado sobre el pestilente río Bélico, que está ubicado en la calle Barcelona entre José Alemán y Rodolfo Valderas. La playa de marras es uno de los límites naturales entre las barriadas El Condado y La Chirusa. Por allí pasa un ancho tubo metálico de la conductora de agua hacia la zona industrial de la ciudad de Marta Abreu, que cada día es perforado por juveniles manos para que el líquido se derrame en forma de cascada. Debajo se sitúan decenas de personas y amortizan el calor en esta inusitada playa.

Operarios de la Empresa de Acueductos y Alcantarillados de Villa Clara acuden cada tres días como promedio y sellan con soldadura la rotura, pero otras misteriosas manos vuelven abrir otro orificio en la tubería. Es una guerra para nunca acabar entre representantes del estado y ciudadanos necesitados de recreación.

Un tatuado ex – presidiario apodado “Olegario Palo Seco” quien disfruta diariamente en El Chorrito, ya con varios tragos de ron ingeridos, grita a toda voz: “Arriba, a mojarse que hace mucho calor y aquí está la playa El Chorrito, donde para bañarse no hay que ser vanguardia nacional, porque esto no lo dan por el Plan CTC”.
cocofari62@yahoo.es


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