jueves, 9 de abril de 2009

EL VERDADERO DIRECTOR DE GRANMA, Guillermo Fariñas Hernández


Santa Clara, Villa Clara, 9 de abril de 2009, (SDP) Casi nadie en Cuba le creyó al ahora “Compañero Fidel Castro” cuando en sus reflexiones aseguró que en la reciente defenestración de 12 altos dirigentes cubanos no prescindieron de “los hombres de Fidel”. Como dicen los alcohólicos del barrio El Condado, en Santa Clara: “El papel aguanta todo lo que le pongan”.

Pero la sustitución de unos funcionarios por otros a veces es de maneras mucho más sutiles que la información pública a través de los controlados medios de (des)información castristas. A veces ser cauteloso ante el cuerpo diplomático acreditado en La Habana es lo que las circunstancias aconsejan.

En ocasiones nadie es quitado formalmente, pero le colocan en un segundo, tercer y hasta un cuarto puesto a bordo que representa al verdadero poder por ser de la absoluta confianza del actual Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, general de ejército Raúl Castro Ruz.

Esto es lo que sucede en la dirección del Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (CC-PCC), el tan bendecido como maldecido periódico Granma. De manera formal en sus diarias ediciones se imprime el nombre de un director pero de forma informal, otro es el hombre de confianza.

El machón donde se plasma al Consejo de Dirección de Granma reza día tras día: “Director: Lázaro Barredo Medina. Subdirectores: Lázaro Mújica García, Orlando Oramas León y Oscar Sánchez Serra”. Como se puede observar, en apariencia todo continúa igual en ese diario.

Como en la totalidad de las entidades existentes en la isla y que son controladas abierta o encubiertamente por el régimen, el nuevo gobernante ha colocado por lo menos a uno de sus incondicionales. Y en el ya mencionado Consejo de Dirección también nos encontramos al “hombre de Raúl”. Este es el Licenciado en Lenguas y además con otra Licenciatura en Ciencias Políticas, Oscar Sánchez Serra, quien trata de camuflarse ante el público lector como un simple analista deportivo. Su último trabajo periodístico conocido por los cubanos de a pie se tituló: “La pelota nos invita a pensar en ella”.

Por ningún lugar se informa que Sánchez Serra es un reciclado oficial de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), adscrita al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR). “Oscarito”, como es conocido en los predios castrenses, resultó un cercano colaborador del general (r) Jesús Bermúdez Cutiño. Después pasó sin mucha fanfarria a la Dirección Política de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, para ser un discípulo del también general (r) Sixto Batista Santana. En ese organismo regenteado por el menor de los hermanos Castro, laboró en la Sección de Evaluación Política a Oficiales.

Allí se caracterizó por ser un cancerbero ideológico muy ortodoxo, que implementó una estrecha vigilancia sobre los jóvenes oficiales del MINFAR regresados de la antigua Unión Soviética. Sánchez Serra era quien determinaba cuales estaban influenciados por la “perestroika” de Mijail Gorbachov y cuales no.

Las malas lenguas dicen bien bajo que su alto nivel de confiabilidad tiene raíces profundas y genéticas, por ser hijo de la fallecida comunista Clementina Serra y del siempre oscuro comandante Osvaldo Sánchez, muerto en un accidente a inicios de la revolución.

La primera fue una amiga personal de Raúl Castro desde la década de los años 50 del pasado siglo XX, cuando ambos militaban en la Juventud Socialista Popular, una agrupación comunista. Durante toda su vida, la recta camarada Clementina resultó de una fidelidad proverbial al joven Raúl.

Osvaldo Sánchez fue ascendido al grado de comandante del Ejercito Rebelde por el propio Raúl Castro. Su principal misión fue secuestrar los archivos de los informantes del Partido Socialista Popular (comunista), que estaban en las oficinas del Buró de Represión de Actividades Comunistas del gobierno de Fulgencio Batista.

Sánchez había sido entrenado por la KGB estalinista para estar al frente del trabajo sucio en el partido de los comunistas cubanos. De ahí su vinculación con la hasta ahora nunca explicada desaparición del popular comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, quien era un acérrimo oponente a la implantación del marxismo en Cuba.

A Lázaro Barredo Medina todavía no lo han echado de su silla de director del principal periódico cubano, porque es muy conocido internacionalmente como parlamentario. Pero ya seguro le tienen reservado un lejano puesto de embajador, porque hasta el mismo siente quien es el verdadero director de Granma.
cocofari62@yahoo.es

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