jueves, 16 de abril de 2009

NOS TOCA GAS, Amarilis C. Rey


Managua, La Habana, abril 16 2009, (SDP) Por estos días, al menos en la Ciudad de La Habana, se ha vuelto a sentir el ruido de los pequeños cilindros de gas manufacturado, conocidos como ‘calabacitas’, al ser trasladados por los consumidores desde el punto de venta hacia sus casas.

Hace varios años, la entrega de este combustible, que ya estaba normado, fue reducida al mínimo cuando con las nuevas ollas eléctricas distribuidas a crédito por todas las viviendas, se trataba de resolver como cocinar los alimentos.

El rumor “nos toca gas”, corrió veloz entre las personas que desesperadas corrían en busca del combustible. Muchos tirando de un pequeño carretón confeccionado con barras metálicas, donde acomodan el cilindro vacío. Otros, los más fuertes, se lo suben al hombro. Hay quien se arriesga y lo coloca en la parte trasera de una bicicleta.

Para quienes la puedan pagar, Pablo tiene una oferta. Residente en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, esta desempleado y se dedica a llevar estas calabacitas cobrando 20 pesos por viaje.

“Yo trabajaba en gastronomía, pero me dejaron fuera. Me hice de un carretón para poder transportar varias calabacitas. Regularmente cobro lo mismo a todos, ya que viven en el mismo barrio, pero si hay quien solicita mis servicios de más lejos, entonces subo un poquito el importe del viaje.

También se me da el caso de que es una anciana, que vive sola y no puede pagarme, a esa no le cobro porque hay que ser humanos y ayudarnos en esta situación difícil que tenemos.

Estuve algunos meses con muy poco trabajo, pero ahora casi no doy abasto con esta nueva vuelta del gas”.

Muchos núcleos familiares residentes en Ciudad Habana y Santiago de Cuba vieron realizado un sueño, cuando a principios de este siglo apartaron sus cocinas de keroseno, después de una entrega masiva del gas para cocinar.

Aquello se llamó la ‘el plan de gasificación masiva.’ Y según se informó en aquel momento por los medios, el país había gastado 200 millones de dólares para poder llevar el plan a esas dos ciudades

El plan también contempló la construcción de miles de casetas y la compra de los pequeños cilindros con una capacidad de aproximadamente 10 kilogramos. El precio del gas aumentó al doble porque según se explicó, el gobierno debía recuperar la inversión realizada.

Pero para Eloisa aquel sueño duró muy poco: “De pronto todo muy bien, el gas nos alcanzaba, nos habíamos quitado de arriba el tizne y la peste de la luz brillante (queroseno). Y de momento las cazuelas eléctricas chinas, que cuidándolas se rompen. Dime tú en una casa donde son varios matrimonios con hijos y tienen todos que usar la misma hornilla y la misma cazuela. Eso no duró nada. Entonces ¿con que cocinamos?, porque muchas veces también se va la luz.”

Aidé vive en Víbora Park, barrio residencial en Ciudad Habana. Ella afirma que sus vecinos cocinaban con leña: “Hacían una fogata en el patio, y tu veías el humito saliendo y la peste. Pero que van a hacer tienen que cocinar, menos mal con este nueva entrega del gas, ahora todos estamos más aliviados.”

Según se ha informado, esta entrega del combustible es de reserva para tiempos difíciles. La próxima… no se sabe cuando toca
amarilisrey@yahoo.com

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