La Décima Bienal de La Habana trajo su afán, su pro y además sus contras. Desde elefantes metálicos en los que algunos han visto la alegoría lejana de los felizmente extintos Camellos, hasta cucarachas, en que los mal intencionados de siempre creen ver representados a policías de maracas y pinceles. ¡Qué cosa!
Un rasgo que caracteriza a casi todas las ferias que organiza el gobierno, es el cuidadoso estudio de las posibles incidencias que pudieran presentarse. Con los artistas, nunca se sabe. Este estudio es todo un arte. Una especie de futurología cultural que cuenta entre los dedicados policías de maracas y pinceles, a sus más fervorosos cultores.
Como signo de estos tiempos, la Décima Bienal contó con su espacio para que tanto los europeos, como los latinoamericanos se percaten que los tiempos grises del Comandante ceden espacio al ‘periodo institucional’ del general-presidente III. Un tirano doméstico buena gente, familiar y lo principal, que habla poco.
Quien se encargó de la corrección político-ideológica de la Décima Bienal, fue el ministro con melena Abel Prieto y el artista compro-metido Kcho, este último desde el Comité Organizador de la Décima Bienal de La Habana.
De Kcho sabemos de su meteórico ascenso en el universo plástico oficial y desde allí, su lanzamiento a un complaciente mercado y crítica internacional. Kcho, nació incubado por la famosa y promocionada ‘Batalla de Ideas’. El tipo cae bien en los círculos militares. Imaginen: poca obra y presume no ser un intelectual. Sólo así, los militares logran sentirse a gusto con alguien.
Como es de los pocos que no se ocultan para expresar a todo el mundo, sus profundos sentimientos de simpatía por el ‘Compañero Fidel’, le tocó ‘sofocar’ el incidente suscitado por la performance de Tania Bruguera.
Mejor así. En momentos en que la policía de Seguridad del Estado argumenta la existencia de una ‘situación especial’, la intervención de sus colegas de maracas y pinceles con Kcho al frente, puede ser calificado como un alivio. Mejor Abelito y Kcho que Samper y Moisés.
Un analista o investigador financiero norteamericano, divulgó hace poco tiempo una lista de los autorizados a ser millonarios por la dinastía militar de los Castro. No sabemos si ya el Sr. Kcho ingresó en este selecto club, del que forman parte entre otros, Juan Formell, Silvio Rodríguez, Frank Fernández y otros ilustres simpatizantes del ‘Compañero Fidel’.
La Sra. Bruguera restó importancia al incidente. Quedará como una muestra menor de tolerancia del régimen.
Estamos ante una declaración y un pequeño escándalo de menores proporciones a los que se suscitan a cada rato en los parlamentos de Argentina, México o cualquier otro país centroamericano, nada más. Esto con ‘situación especial’ en el país, de acuerdo con el criterio autorizado de la policía de Seguridad del Estado. ¿Se puede pedir más? Todo el mundo quedó satisfecho. Tanto los que protestaron como los que fueron al ‘enfrentamiento’ de la protesta.
Un indiscutido gol mediático. Parece que progresamos con Raúl.
SDP
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