jueves, 23 de abril de 2009

LA MESA ESTÁ SERVIDA, Pablo Pacheco Ávila




Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila, 23 de abril de 2009, (SDP) Los días que corren son trascendentales para el futuro de la nación cubana. El mundo civilizado pide a gritos el levantamiento del embargo de los Estados Unidos a Cuba. Este, pesa más para el pueblo que para quienes gobiernan. Además, existe una tendencia en el nuevo gobierno norteamericano, a mejorar las muy tensas relaciones entre La Habana y Washington.

El presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, dijo que está dispuesto al diálogo en materia de derechos humanos, libertad de expresión, presos políticos y otros temas de interés. Obama, ni corto ni perezoso le respondió positivamente. Creo que ni el mismo Fidel Castro imaginó semejante respuesta. Para ser honesto, ni yo, desde esta tétrica galera donde me tienen cercenado mi derecho a la libertad hace seis años, imaginé semejante situación.

Ahora la papa caliente la tiene La Habana y deben apurarse, el pueblo está harto de retórica. Por otra parte, creo innecesario aclarar a Raúl Castro que los terroristas a que se refirió, nada tienen que ver conmigo y con mis hermanos. Nosotros defendemos la vida, pero por sobre todas las cosas, nuestra lucha es pacífica. Eso es lo que más incomoda a los que llegaron al poder por la lucha armada o por la colocación de más de cien bombas en una noche, en la capital del país. Además, los pueblos piden nuestra liberación, desde el primer día que nos arrestaron.

Espero, por el bien de los cubanos, que la respuesta de las autoridades, no se identifique con nuestra historia. Es muy cierto que esta no puede olvidarse, pero también lo es, que de la historia, no se puede vivir. Si no, qué sería de este mundo saturado de guerras y más guerras. Además, si supimos perdonar a España, por qué no a los Estados Unidos.

En la calle, mis amigos y familiares dicen que el pueblo habla y comenta. Unos creen que son hipócritas las palabras de Raúl Castro, al igual que las de Obama. Que el problema radica en que son muchos los años de tira y encoge. Yo soy optimista, un día tiene que ser y nunca más que ahora, las condiciones están listas. Hay que dar un voto de confianza a las dos partes y no olvidar al beneficio de la duda. Pero una cosa es bien cierta, La Habana tiene la mesa servida; ojala digan a comer.
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