Mi Rancho, San Antonio de los Baños, 16 de abril de 2009, (SDP) Desde hace muchos años, pero sobre todo últimamente, se habla sobre lo que se ha dado en llamar el Diferendo Cuba Estados Unidos.
Para poder argumentar sobre este asunto, es necesario ante todo hacer un poco de historia.
Antes de comenzar a aplicarse la política anti norteamericana del gobierno revolucionario encabezado por Fidel Castro, y por supuesto, antes de las primeras medidas del gobierno norteamericano en contra de la triunfante revolución fidelista, comenzó la gran ola de juicios sumarísimos sin garantías procesales para los acusados. De ellos se derivaron cientos de cubanos fusilados o condenados a largas penas de prisión. Otros fueron obligados a abandonar su país expropiándoseles previamente todas sus propiedades, desde las tierras y las casas hasta los anillos de compromiso.
A partir de ahí, los cubanos han muerto por miles. Se han ahogado y servido de alimento a los tiburones en el Estrecho de la Florida. Han caído en combate en las Montañas del Escambray y en otros sitios de la geografía nacional. Han muerto en los paredones de fusilamiento, en las guerras sangrientas e inútiles llamadas internacionalistas que en realidad no pretendían más que establecer la hegemonía comunista soviética a nivel mundial. Han muerto en las cárceles o producto de enfermedades contraídas durante el encierro.
Igualmente, miles de patriotas cubanos han pasado por las cárceles de Castro por el sólo hecho de pensar, hablar y actuar haciendo libre uso de sus derechos como seres humanos.
A los cubanos nos están negados los derechos civiles políticos y económicos reconocidos por la legislación internacional.
El verdadero diferendo es el que existe entre el pueblo cubano y el régimen castrista. Este es el que interesa aunque una buena parte del pueblo se mantenga ignorante o temeroso ante esta situación real.
El régimen aboga por su derecho a que se respeten las opiniones oficiales en el plano internacional, pero se niega a respetar los derechos de los propios cubanos.
La egolatría del máximo líder tiene un carácter criminal. Somos millones los sometidos al miedo, el odio y las mentiras. Este es el diferendo a resolver, todo lo demás es oportunismo, venga de donde venga.
primaveradigital@gmail.com
Hildebrando Chaviano Montes, es abogado, encargado de Relaciones Públicas del Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez, y miembro de la Corriente Agramontista de Abogados Independientes
Para poder argumentar sobre este asunto, es necesario ante todo hacer un poco de historia.
Antes de comenzar a aplicarse la política anti norteamericana del gobierno revolucionario encabezado por Fidel Castro, y por supuesto, antes de las primeras medidas del gobierno norteamericano en contra de la triunfante revolución fidelista, comenzó la gran ola de juicios sumarísimos sin garantías procesales para los acusados. De ellos se derivaron cientos de cubanos fusilados o condenados a largas penas de prisión. Otros fueron obligados a abandonar su país expropiándoseles previamente todas sus propiedades, desde las tierras y las casas hasta los anillos de compromiso.
A partir de ahí, los cubanos han muerto por miles. Se han ahogado y servido de alimento a los tiburones en el Estrecho de la Florida. Han caído en combate en las Montañas del Escambray y en otros sitios de la geografía nacional. Han muerto en los paredones de fusilamiento, en las guerras sangrientas e inútiles llamadas internacionalistas que en realidad no pretendían más que establecer la hegemonía comunista soviética a nivel mundial. Han muerto en las cárceles o producto de enfermedades contraídas durante el encierro.
Igualmente, miles de patriotas cubanos han pasado por las cárceles de Castro por el sólo hecho de pensar, hablar y actuar haciendo libre uso de sus derechos como seres humanos.
A los cubanos nos están negados los derechos civiles políticos y económicos reconocidos por la legislación internacional.
El verdadero diferendo es el que existe entre el pueblo cubano y el régimen castrista. Este es el que interesa aunque una buena parte del pueblo se mantenga ignorante o temeroso ante esta situación real.
El régimen aboga por su derecho a que se respeten las opiniones oficiales en el plano internacional, pero se niega a respetar los derechos de los propios cubanos.
La egolatría del máximo líder tiene un carácter criminal. Somos millones los sometidos al miedo, el odio y las mentiras. Este es el diferendo a resolver, todo lo demás es oportunismo, venga de donde venga.
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Hildebrando Chaviano Montes, es abogado, encargado de Relaciones Públicas del Movimiento de Integración Racial Juan Gualberto Gómez, y miembro de la Corriente Agramontista de Abogados Independientes
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