jueves, 16 de abril de 2009

CRÓNICA DE UNA MAÑANA DIVINA, Pablo Pacheco Ávila


Prisión Provincial Canaletas, Ciego de Ávila, 16 de abril de 2009, (SDP) Hoy lunes amanecí terrible. El dolor en mi riñón derecho me tiene en cama casi todo el tiempo desde hace varios días. Había decidido no asistir a la ceremonia católica pastoral a la que fui invitado por primera vez en seis años. Pero algo iluminó mi mente. Entonces, cuando vino el guardia a buscarme, me preparé de inmediato.

Al llegar al lugar indicado, mi corazón desbordó su alegría. En el soleador de las aulas, me esperaban mis hermanos de causa Pedro Arguelles Morán, Félix Navarro Rodríguez y Adolfo Fernández Sainz. Nos saludamos con fuertes y sinceros abrazos. Comenzó un diálogo ameno y tolerante, relacionado con la situación del país. Hablamos de mis 24 horas de pase. Pero lo más curioso fue que cuando abordamos la mejoría de régimen en algunos de nuestros hermanos en la Causa de los 75, todos nos alegramos. Luego de analizar, apoyamos la decisión que ellos en su momento tomaron.

No es indigno que las autoridades cubanas cuando se les antoje, monten en un auto a cualquiera de nosotros y lo traslade a cientos de kilómetros de nuestra provincia de origen. Que decir cuando te anuncian: “Recoge, vas para una celda”. O peor: que desgasten tu salud al negar el medicamento o la dieta que necesitas. Como sucede conmigo desde hace cuatro días.

Pedro, Adolfo, Félix y yo vivimos convencidos que lo que nos puede hacer indignos, es traicionar la causa o convertirnos en informantes. Hace indigno no continuar la lucha por Cuba. Esconder la verdad por temor a represalias. Los que han llevado a prisiones menos severas, siguen dignos. Me alegro de que el régimen en que están, sea menos severo. Si algún hermano en Cuba o en el exilio, cree que la llamada tarea ‘Confianza’ no es prisión, lo respeto, pero no coincido con él.

Al cabo de media hora de diálogo, los cuatro pasamos al aula, junto a otros cinco reos. Recibimos la ceremonia pastoral. En el momento de pedir a Dios, Félix Navarro fue el primero. “Pido a Dios por todos los cubanos -dijo- Que los que gobiernan, abran su raciocinio para la apertura y al señor Raúl Castro, que su mente se ilumine y pueda llevar a cabo los cambios que el país necesita”.

El segundo fue Adolfo. “Salud para los presos políticos y bienestar para todos los cubanos”-dijo.

Pedro Arguelles Morán abogó por los enfermos y los más desposeídos. Yo, por mi parte pedí, desde el fondo de mi corazón, paz para este mundo tan necesitado.

Ningún otro recluso habló. Tal vez éramos los únicos sin temor en este lugar, en que el miedo es más grande que el dolor. Nuestras almas salieron fortalecidas después de ver el documental ‘La vida pública de Jesús’. Espero que los cuatro militares que la vieron, sientan lo mismo.

De vez en vez, entraron al aula militares de la Delegación Provincial Ciego de Ávila del Ministerio del Interior. Esto incluye al jefe provincial de Cárceles y Prisiones y al jefe del penal Reinerio Díaz Betancourt. Al cabo de más de dos horas fuimos regresados a nuestros destacamentos. Casi acostado y con un fuerte dolor en el riñón escribo esta ‘Crónica para una mañana divina’.
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