jueves, 9 de abril de 2009

LAS OTRAS GUERRAS, Jorge Olivera Castillo



Habana Vieja, La Habana, 9 de abril de 2009, (SDP) Basta con imaginar el ataque dos horas antes del crepúsculo. Los aviones surgiendo entre las nubes. Las bombas a punto de estallar sobre los objetivos. El desembarco de la infantería por las zonas costeras más accesibles.
A partir de todo eso se trazan los planes de defensa. Se crea el ambiente idóneo para mantener en alto el espíritu combativo con sendos simulacros de resistencia, correcciones de tiro y acondicionamientos de los refugios.

El asunto radica en ponerle nuevas columnas a una filosofía que forma parte de la arquitectura ideológica del socialismo en Cuba.

Sin esos postes, el derrumbe hubiera sido una neblinosa señal del pasado, pero el fantasma de la guerra es un productor eficiente de excusas y de gruesos puntales que aplazan el momento del desplome.

Ahora mismo, Raciel Jiménez anda en campaña en los bosques de la provincia de Ciego de Ávila, ubicada al este de la Isla. Es uno de los soldados emergentes que se entrenan para repeler a las tropas de un ejército con sospechas de tener ciertas características esotéricas. Lo anuncian y nunca llega. Describen sus “crueles” intenciones y el ciudadano común opta por el masoquismo. Quiere que vengan y lo maten con una ráfaga de McDonald, le congelen el alma a golpe de Coca-Colas acabadas de salir de la nevera y para cerrar el ciclo de suplicios con broche de oro, anhela que le den el tiro de gracia vestido con Levi´s Strauss y calzado con mocasines Wisconsin.

Ese es el sentir de una mayoría encerrada entre sus miedos y harta de absurdas movilizaciones que al final, lanzan en las aguas de la indiferencia o participan mirando hacia la pistola invisible que desde el poder apunta contra todos los renegados.
La verdadera guerra se desarrolla fronteras adentro. La burocracia renueva cada año su arsenal sin que se vislumbre un cambio en ese ritual donde la nación, poco a poco, se desangra ante la mirada complaciente de esas hordas surgidas de las entrañas del descontrol y la anarquía generalizada.

Una tropa élite que cuenta con una vasta hoja de servicios en las zonas de conflicto es la corrupción. Usa cañones de grueso calibre, misiles Tomahawk similares a los que le pusieron la carne de gallina al difunto Saddam Hussein en el 2003 y todo un conjunto de sofisticados sistemas de camuflaje.

Las pérdidas ocasionadas son dramáticas. De la ética no queda ni la ceniza y la moral, según un parte secreto, cayó en las fauces de un tiburón blanco mientras intentaba prolongar su estampida más allá de la tierra firme.
No sé si el soldado Jiménez esté convencido de la utilidad de permanecer durante un mes soportando condiciones extremas como preámbulo a una guerra que continúan promoviendo como posible, y si las circunstancias lo indican, pues no sería raro que adquiriera la categoría de inminente.

La realidad es que está allí entrenándose a través de diarias escaramuzas con enjambres de mosquitos y otros vampiros de la fauna tropical, plantas erizadas de espinas, noches huérfanas de corriente eléctrica y agua racionada.

Ellos cumplen una orden de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), de la región militar de Ciego de Ávila, en el Ejército Central.

Dudo que alguna vez tengan que poner en práctica lo aprendido en esos entrenamientos con réplicas por todo el territorio nacional como parte del ejercicio bélico, iniciado a mediados del 2006 y conocido como Operación Caguairán.

Raciel Jiménez y el resto de la tropa pierden su tiempo como huéspedes de las malezas. Son otras las guerras en Cuba El campo de batalla es en la ciudad y en los campos contra una pobreza que no dispara a matar, pero causa heridas de consideración. Por otro lado, las promesas sin cumplir que agujerean el alma, el dogma ideológico que quema como el napalm las esperanzas en un futuro mejor y la apatía con sus sulfurosas ondas expansivas cubriendo el país de punta a cabo.

Si no lo saben, no me quedará otra alternativa que poner en entredicho su intelecto, aunque en Cuba hacerse el tonto se ha convertido en un ardid para sobrevivir a los morterazos del poder absoluto.
oliverajorge75@yahoo.com

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