jueves, 9 de abril de 2009

LA BARBERA, Ana Aguililla



Jaimanitas, La Habana, abril 9 de 2009, (SDP) Georgina Baibeito Jordán, a quien todos conocen como Bebita, posee un oficio poco común para el sexo femenino. Tal vez por eso y por los muchos cuentos que hace al compás de las tijeras, su barbería particular está siempre colmada.

Por estos días, uno de sus clientes la invitó a participar en las actividades de la Semana Santa y ahí comenzó la historia del día para todos los presentes.

Ya no voy a la iglesia --dijo sin enfado --, nunca he podido comprender cómo las personas que negaron su fe y me atacaron, ahora asisten a misa y hasta tienen responsabilidades.

El cliente que se pelaba le habló de amor y reconciliación, pero no pudo evitar pedirle que le contara sus vivencias y de paso conocer los orígenes de la capilla.

Bebita cuenta que por los años 50, la comunidad de este poblado era muy alegre. Siempre que organizaban fiestas, como el 24 de febrero, la iniciaban con una misa al aire libre, que comenzaba con un toque de diana, luego continuaban las demás actividades, hasta la noche.

Un señor llamado Becali, que vivía en una casa que colinda con la actual escuela “Ñico López”, donó una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre que guardaba en una pequeña ermita de piedra. Allí terminaban las procesiones que se hacían en honor a la virgen.

Un día la gente del pueblo comenzó a recaudar fondos para la construcción de una iglesia. Organizaban tómbolas donde muchas personas donaban artículos para ser vendidos y otros eran productos artesanales manufacturados por los propios feligreses: talabartería, figuras talladas en pinos barnizadas, medallones, pescados disecados...

En 1956, se empieza a construir en Jaimanitas, en un terreno donado por la familia Mendoza, una iglesia que tenía como patrón el “Corpus Christy”, pero la obra no pudo terminarse. En 1959, el ingeniero responsable emigró llevándose consigo la mayor parte del dinero que con tanto esmero había recolectado el pueblo.

“Fue entonces que en el lugar donde debería construirse la iglesia se erigió una pequeña capilla. Le pusimos por nombre Nuestra Señora Estrella del Mar, pensaba yo que por iniciativa de los pobladores, sin embargo, existe una feliz coincidencia con el nombre de una virgen María aprobada en Milano llamada Nuestra Señora de la Estrella.

“Tuvimos que organizar guardias para protegerla de ataques callejeros. Parecía que la fe del pueblo había volado al exilio junto al ingeniero y el dinero. Hay gente que llegó a prohibir a sus hijos que fueran a misa. Los que continuábamos asistiendo, fuimos perseguidos, aislados y no pudimos hacer carrera alguna. Y quieren borrar aquellas páginas. No puedo perdonar por el momento. Ahora ellos tienen la fe. Yo, por ahora, tengo mis tijeras”.
primaveradigital@gmail.com




No hay comentarios: