Plaza, La Habana, 23 de abril de 2009, (SDP) Ingenuo o apostata, proletario o mercenario, Orlando Oramas, muestra genuflexión a la Castromonarquía. Ataca la mole pro democracia, que trabaja sin descanso, desde el parapeto de la cobardía, la desinformación y lo tortuoso.
En el Granma del 13 de abril Oramas, publicó “Luchando la mesada”. Sin mencionar nombres (la policía política no se lo autoriza) ataca la propuesta de un político, Héctor Palacios, que en las mas adversas condiciones, cuestiona (¡porque es libre!), la utilización de los fondos de ayuda a la democracia, aportados por el gobierno de los Estados Unidos de América, soporte fundamental del internacionalismo democrático, hacia la isla.
¿Tendrá valor el periodista, para mirar objetivamente la realidad nacional? Es difícil, se sabe. Adolfo Fernández Sainz y Ricardo González Alfonso, periodistas también, están encarcelados, desde hace seis años en el mayor humedal del Caribe, las prisiones cubanas. Allá fueron enviados por tener “yugo y estrella”. Solo nombro a dos, de más de doscientos hombres, que cumplen prisión en la isla por pensar, como nos enseñara Félix Varela.
Tan elevada cifra solo representa una minúscula parte de los hombres y mujeres, jóvenes y viejos, blancos y negros, que desde las calles, las casas, los centros de trabajo y estudio, hacen resistencia cívica al mal gobierno del tándem Raúl Castro-José Machado.
Tan amplio diapasón de pensamiento y visión del futuro, debilidad y fortaleza, de las fuerzas democráticas, se contrapone a la práctica del “pensamiento único” o el “único pensamiento” del Partido Comunista, pero a la vez le impone retos.
¿Donde quedó ese gran movimiento político en que se pudo convertir la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil, con su trascendental Reunión General, el 20 de mayo de 2005? ¿Donde está la base social de la fórmula Todos Unidos, para desarrollar empresas políticas? ¿Cual es la utilidad de la llamada Agenda para la Transición o del flamante Equipo de Trabajo de la Oposición Interna (ETOI)?
Esas “organizaciones”, en muchos casos recibieron el apoyo entusiasta de los opositores de todo el país. Por apoyarlas soportaron las presiones más brutales del Partido Comunista y su policía política. Fueron formadas por las mismas ¿dos…, tres… o cuatro personas? Sus nombres se repiten una y otra vez, en cada uno de los proyectos señalados. ¿Cuales eran sus objetivos como organización al ser constituidas? ¿Cual era la visión estratégica para liberar a nuestros presos políticos, promover la democracia y la discusión libre? ¿Por qué desaprovecharon la oportunidad de participar en las elecciones del 2007, descapitalizando un momento de crisis interna en el sistema por el cambio de mando?
¿Sería mejor la consistencia de llevar una idea/institución hasta su viabilidad y coherente trascendencia cronológica? ¿Visualizar una estrategia, una dirección por objetivos, que trascendiera a la inmediatez y al protagonismo ineficaz?
Las incongruencias de esos ejemplos, no se corresponden con el nivel de sacrificio de los participantes. Obvian las reservas democráticas de la nación, entendida como la suma de los ciudadanos que pasaron el umbral del miedo al sistema y están decididos a modernizar el país. Esta disfuncionalidad estratégica sugiere que la energía y disposición que contienen las reservas democráticas del país son muy superiores a la que tienen esos modelos de la disidencia tradicional para liderarlas.
Los recursos humanos de la democracia, los componen los ciudadanos. Ahí se halla el indeciso, el indispuesto a apoyar las reformas, a participar en esta etapa de la construcción democrática, así como el enemigo de la democracia, que también debe ser consultado a la hora de promoverla.
Las fuerzas necesarias, para movilizar hacia los fines democráticos a este grupo humano deben ser mayores, mas centradas, ejecutivas, coordinadas y estratégicamente planificadas. Tienen los demócratas que aumentar la carga de energía y recursos, para despertar a los dormidos y poner de pie a los despiertos. Logrado el impulso inicial y sin descartar los frenos que aplica el gobierno militar, sería importante entonces aprovechar la sinergia producida por las propias acciones de la dictadura.
Todo este problemático proceso, esa dualidad y alternancia de proyectos, se convierte en ocasiones en excelente coartada para justificar la inacción y el pedido de más recursos al exterior, no en acciones concretas. De esta manera, los macro proyectos (libre mercado, democracia, libertad, soberanía popular) se subordinan a proyectos secundarios y mediatos. La muy invocada necesidad de unidad entre los demócratas, es torpedeada por intereses particulares de una zona de la supuesta élite opositora tradicional.
Si los grupos prodemocráticos apuestan a los cambios graduales, donde se impone ganar el voto de los ciudadanos, si en su dirección por proyectos, una de las propuestas es ganar las elecciones en un territorio, eso les prepararía para dar una estocada a régimen totalitario. Los demócratas aspiran al poder por métodos democráticos, donde el solo participar de manera organizada y pragmática, da señal de cambio y coherencia al autoritarismo. Si se concentran en los problemas territoriales, tenemos la posibilidad de ampliar la base social directa de los votantes y de convertirse en sus voceros.
Ahí está el caso de la transición chilena a la democracia, donde el impulso al plebiscito sobre la continuidad de la dictadura militar de Augusto Pinochet se aprovechó acertadamente por las fuerzas democráticas para abrir el proceso de cambios.
aleagapesant@yahoo.es
En el Granma del 13 de abril Oramas, publicó “Luchando la mesada”. Sin mencionar nombres (la policía política no se lo autoriza) ataca la propuesta de un político, Héctor Palacios, que en las mas adversas condiciones, cuestiona (¡porque es libre!), la utilización de los fondos de ayuda a la democracia, aportados por el gobierno de los Estados Unidos de América, soporte fundamental del internacionalismo democrático, hacia la isla.
¿Tendrá valor el periodista, para mirar objetivamente la realidad nacional? Es difícil, se sabe. Adolfo Fernández Sainz y Ricardo González Alfonso, periodistas también, están encarcelados, desde hace seis años en el mayor humedal del Caribe, las prisiones cubanas. Allá fueron enviados por tener “yugo y estrella”. Solo nombro a dos, de más de doscientos hombres, que cumplen prisión en la isla por pensar, como nos enseñara Félix Varela.
Tan elevada cifra solo representa una minúscula parte de los hombres y mujeres, jóvenes y viejos, blancos y negros, que desde las calles, las casas, los centros de trabajo y estudio, hacen resistencia cívica al mal gobierno del tándem Raúl Castro-José Machado.
Tan amplio diapasón de pensamiento y visión del futuro, debilidad y fortaleza, de las fuerzas democráticas, se contrapone a la práctica del “pensamiento único” o el “único pensamiento” del Partido Comunista, pero a la vez le impone retos.
¿Donde quedó ese gran movimiento político en que se pudo convertir la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil, con su trascendental Reunión General, el 20 de mayo de 2005? ¿Donde está la base social de la fórmula Todos Unidos, para desarrollar empresas políticas? ¿Cual es la utilidad de la llamada Agenda para la Transición o del flamante Equipo de Trabajo de la Oposición Interna (ETOI)?
Esas “organizaciones”, en muchos casos recibieron el apoyo entusiasta de los opositores de todo el país. Por apoyarlas soportaron las presiones más brutales del Partido Comunista y su policía política. Fueron formadas por las mismas ¿dos…, tres… o cuatro personas? Sus nombres se repiten una y otra vez, en cada uno de los proyectos señalados. ¿Cuales eran sus objetivos como organización al ser constituidas? ¿Cual era la visión estratégica para liberar a nuestros presos políticos, promover la democracia y la discusión libre? ¿Por qué desaprovecharon la oportunidad de participar en las elecciones del 2007, descapitalizando un momento de crisis interna en el sistema por el cambio de mando?
¿Sería mejor la consistencia de llevar una idea/institución hasta su viabilidad y coherente trascendencia cronológica? ¿Visualizar una estrategia, una dirección por objetivos, que trascendiera a la inmediatez y al protagonismo ineficaz?
Las incongruencias de esos ejemplos, no se corresponden con el nivel de sacrificio de los participantes. Obvian las reservas democráticas de la nación, entendida como la suma de los ciudadanos que pasaron el umbral del miedo al sistema y están decididos a modernizar el país. Esta disfuncionalidad estratégica sugiere que la energía y disposición que contienen las reservas democráticas del país son muy superiores a la que tienen esos modelos de la disidencia tradicional para liderarlas.
Los recursos humanos de la democracia, los componen los ciudadanos. Ahí se halla el indeciso, el indispuesto a apoyar las reformas, a participar en esta etapa de la construcción democrática, así como el enemigo de la democracia, que también debe ser consultado a la hora de promoverla.
Las fuerzas necesarias, para movilizar hacia los fines democráticos a este grupo humano deben ser mayores, mas centradas, ejecutivas, coordinadas y estratégicamente planificadas. Tienen los demócratas que aumentar la carga de energía y recursos, para despertar a los dormidos y poner de pie a los despiertos. Logrado el impulso inicial y sin descartar los frenos que aplica el gobierno militar, sería importante entonces aprovechar la sinergia producida por las propias acciones de la dictadura.
Todo este problemático proceso, esa dualidad y alternancia de proyectos, se convierte en ocasiones en excelente coartada para justificar la inacción y el pedido de más recursos al exterior, no en acciones concretas. De esta manera, los macro proyectos (libre mercado, democracia, libertad, soberanía popular) se subordinan a proyectos secundarios y mediatos. La muy invocada necesidad de unidad entre los demócratas, es torpedeada por intereses particulares de una zona de la supuesta élite opositora tradicional.
Si los grupos prodemocráticos apuestan a los cambios graduales, donde se impone ganar el voto de los ciudadanos, si en su dirección por proyectos, una de las propuestas es ganar las elecciones en un territorio, eso les prepararía para dar una estocada a régimen totalitario. Los demócratas aspiran al poder por métodos democráticos, donde el solo participar de manera organizada y pragmática, da señal de cambio y coherencia al autoritarismo. Si se concentran en los problemas territoriales, tenemos la posibilidad de ampliar la base social directa de los votantes y de convertirse en sus voceros.
Ahí está el caso de la transición chilena a la democracia, donde el impulso al plebiscito sobre la continuidad de la dictadura militar de Augusto Pinochet se aprovechó acertadamente por las fuerzas democráticas para abrir el proceso de cambios.
aleagapesant@yahoo.es
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