Ranchuelo, Villa Clara, abril 23 de 2009 (SDP) Una de las mayores arbitrariedades del código penal cubano lo constituye el castigo por sacrificar ganado mayor, ya que se puede cumplir hasta 20 años de cárcel. Por ello la ciudadanía plantea que es preferible matar a una persona que a una vaca
En la actualidad hurtar aves de corral también se ha convertido en una contravención de carácter grave.
En julio de 2008, Addiel Mena Cañizares, un joven negro de 25 años, viajó a casa de un amigo en la Playa “Juan Fanguito”, del municipio villaclareño Encrucijada. Lo acompañaron a la vivienda de Iván Aguilera Robaina el matrimonio conformado por Bárbaro Fidel Rodríguez Espinosa y Oriali Iglesias Gutiérrez.
Tras ocho días de permanencia en la costa norte del territorio villaclareño, Addiel regresó a su domicilio en el reparto “José Martí” en Santa Clara. Ya en el hogar, su madre, Clara Cañizares Hernández, le mostró una citación oficial a nombre de Pedro Luís González Hernández, jefe de sector de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), para que compareciera en la 5ta unidad policial, por ser sospechoso del extravío de una gallina, propiedad de Arsenio Ruiz Díaz, de 65 años, residente del barrio “Manuelita”.
Al día siguiente, Addiel, que trabaja como ayudante de construcción de la Empresa de Mantenimiento Constructivo Industrial , se personó en el recinto policial. Allí González Hernández, matriculado con la chapilla 42035, condujo a Addiel a una oficina y le comunicó que estaba acusado por un delito de robo con violencia. Minutos después lo encerró en los calabozos.
El jefe de sector tuvo en cuenta que Addiel cumplió cinco años de cárcel en Reeducación de Menores por un delito de lesiones. El gendarme tomó una foto de los archivos de la PNR y la mostró al perjudicado. De forma amañada expuso al joven de la dermis oscura, junto a otros tres adolescentes, todos de tez blanca, para que Arsenio declarara en su contra.
A Mena, durante las 72 horas de encierro, le tomaron las huellas dactilares, le practicaron pruebas de olor y fue interrogado en tres ocasiones por la instructora penal nombrada Ania.
Transcurridos cinco meses se desarrolló la vista oral en la sede del Tribunal Penal Provincial de Villa Clara. Fue presidida la misma por la jueza María de las Mercedes González Jaramillo, el abogado defensor Santiago Seijó Hurtado y una fiscal que no se identificó. Los militantes del Partido Comunista, Claro López y Fermín Santos, vecinos de Addiel, fungieron como testigos de la defensa. Aguilera Robaina, Rodríguez Espinosa e Iglesias Gutiérrez corroboraron que el acusado estaba en “Juan Fanguito”, en el momento que sustrajeron la gallina.
En diciembre se dictó la sentencia: 10 años de privación de libertad para Mena Cañizares en la causa 270/08. En la misma, la presidenta del tribunal, González Jaramillo, plasmó que en la vista oral lo expresado por los testigos no era válido porque todos vivían cerca de la vivienda del supuesto transgresor.
Addiel, el hijo mayor de Clara y Justo, quien tiene tratamiento psiquiátrico desde la infancia y espera desde hace cuatro meses respuesta a la apelación efectuada al Tribunal Supremo Popular, manifestó: “Si tengo que ir a la cárcel por una gallina que no me robé, entonces prefiero quitarme la vida”.
primaveradigital@gmail.com
En la actualidad hurtar aves de corral también se ha convertido en una contravención de carácter grave.
En julio de 2008, Addiel Mena Cañizares, un joven negro de 25 años, viajó a casa de un amigo en la Playa “Juan Fanguito”, del municipio villaclareño Encrucijada. Lo acompañaron a la vivienda de Iván Aguilera Robaina el matrimonio conformado por Bárbaro Fidel Rodríguez Espinosa y Oriali Iglesias Gutiérrez.
Tras ocho días de permanencia en la costa norte del territorio villaclareño, Addiel regresó a su domicilio en el reparto “José Martí” en Santa Clara. Ya en el hogar, su madre, Clara Cañizares Hernández, le mostró una citación oficial a nombre de Pedro Luís González Hernández, jefe de sector de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), para que compareciera en la 5ta unidad policial, por ser sospechoso del extravío de una gallina, propiedad de Arsenio Ruiz Díaz, de 65 años, residente del barrio “Manuelita”.
Al día siguiente, Addiel, que trabaja como ayudante de construcción de la Empresa de Mantenimiento Constructivo Industrial , se personó en el recinto policial. Allí González Hernández, matriculado con la chapilla 42035, condujo a Addiel a una oficina y le comunicó que estaba acusado por un delito de robo con violencia. Minutos después lo encerró en los calabozos.
El jefe de sector tuvo en cuenta que Addiel cumplió cinco años de cárcel en Reeducación de Menores por un delito de lesiones. El gendarme tomó una foto de los archivos de la PNR y la mostró al perjudicado. De forma amañada expuso al joven de la dermis oscura, junto a otros tres adolescentes, todos de tez blanca, para que Arsenio declarara en su contra.
A Mena, durante las 72 horas de encierro, le tomaron las huellas dactilares, le practicaron pruebas de olor y fue interrogado en tres ocasiones por la instructora penal nombrada Ania.
Transcurridos cinco meses se desarrolló la vista oral en la sede del Tribunal Penal Provincial de Villa Clara. Fue presidida la misma por la jueza María de las Mercedes González Jaramillo, el abogado defensor Santiago Seijó Hurtado y una fiscal que no se identificó. Los militantes del Partido Comunista, Claro López y Fermín Santos, vecinos de Addiel, fungieron como testigos de la defensa. Aguilera Robaina, Rodríguez Espinosa e Iglesias Gutiérrez corroboraron que el acusado estaba en “Juan Fanguito”, en el momento que sustrajeron la gallina.
En diciembre se dictó la sentencia: 10 años de privación de libertad para Mena Cañizares en la causa 270/08. En la misma, la presidenta del tribunal, González Jaramillo, plasmó que en la vista oral lo expresado por los testigos no era válido porque todos vivían cerca de la vivienda del supuesto transgresor.
Addiel, el hijo mayor de Clara y Justo, quien tiene tratamiento psiquiátrico desde la infancia y espera desde hace cuatro meses respuesta a la apelación efectuada al Tribunal Supremo Popular, manifestó: “Si tengo que ir a la cárcel por una gallina que no me robé, entonces prefiero quitarme la vida”.
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