El gallego Eustaquio fue hasta Coppelia. Llegó a las 10 de la mañana y pidió el último en la cola de la pizzería "Vita Nova".
Eustaquio: A las 10 de mañana las personas que habían llegado primero que yo tenían los ánimos caldeados. La Líder era una viejita delgada que ocupaba uno de los primeros turnos de la cola.
Viejita delgada: ¡Qué esperan para abrir!
Pueblo: ¡Sí ... que están esperando!
Caminé hasta la puerta cerrada del establecimiento y con la llave de mi casa propiné ligeros golpecitos en el cristal. Del otro lado había una señora terminando de limpiar el local. La moza de limpieza vino hasta la puerta y sin abrirla preguntó qué deseaba, y si yo no veía que ella estaba trabajando.
Eustaquio: Queremos saber cuándo abrirán.
Moza de limpieza: No lo sé.
Eustaquio: (complaciente) Mire, señora, solo queremos saber... comprende... Saber si hoy abrirá la pizzería.
La moza de limpieza respondió que iría hasta la cocina a preguntar. Mientras tanto, la viejita delgada, celosa por que le quitaran el liderazgo de la protesta popular, dijo:
-¿Hasta cuándo tendremos que soportar?
Todos enmudecimos. La cola estaba compuesta por viejos y viejas jubilados y gentes al margen de la sociedad; se suponía que a las 10 de la mañana, hombres y mujeres en edad laboral y jóvenes y niños en edad escolar, tendríamos que estar en fábricas, escuelas, oficinas, establecimientos. En la cola había una vieja de complexión fuerte que tomó el micrófono sicológico.
Vieja fuerte: (dirigiéndose a la viejita delgada) ¡Se nota a las claras que usted no sufrió el capitalismo!
Viejita delgada: ¡Yo sí lo conocí, no lo sufrí! En mi casa todos trabajábamos. Se desayunaba, almorzaba, y comía. No había que perder el tiempo en un lugar como este.
Vieja fuerte: ¡Usted es una contrarrevolucionaria!
Viejita delgada: ¡Más contrarrevolucionaria será la madre que la parió a usted!
La vieja fuerte salió de la cola caminando hacia la viejita delgada con la evidente intención de agredirla. Yo y varios hombres que nos encontrábamos allí nos interpusimos sujetando a la vieja fuerte. Y fue interesante el modo con que la vieja fuerte me miro a la cara para escrutar de que bando yo estaba. Y cuando la vieja fuerte volvió a ocupar su lugar en la cola, dijo:
-¡Ahora mismo buscaré a un policía!
Mientras la vieja fuerte buscaba por los alrededores a un policía, un viejo salió de la cola y también con evidentes intenciones agresivas encaminaba sus pasos en dirección hacia la viejita delgada, y yo y varios más de los presentes tuvimos que interponernos. Y pensé que los "revolucionarios", desde siempre, la única manera que tienen de expresar sus argumentos es mediante el uso de la violencia. Y otras voces comenzaron a escucharse, porque los transeúntes que casualmente pasaban cerca se detenían, y ya se había formado un molote, y la mayoría estábamos a favor de la viejita delgada.
La vieja fuerte regresó acompañada de un policía.
Vieja fuerte: ¡Esa! ¡Esa que está allí!
Policía: ¿Qué fue lo que pasó?
Vieja fuerte: (señalando a la viejita delgada) ¡Esa ciudadana habló mal del gobierno!
Viejita delgada: !Mida sus palabras, extremista! !Usted no sabe con quien se esta metiendo! !Posiblemente por esta Revolución yo haya hecho tanto o más que usted!
Policía: ¡Bajen la voz!
Vieja fuerte: ¡Ella, si! ¡Ella habló mal de la Revolución!
Policía: ¡He dicho que bajen la voz!
Vieja fuerte: (baja la mirada haciéndose la mosquita muerta) Simplemente dije, y lo sostengo, que estoy cansada de hacer cola ante establecimientos que maltratan al pueblo cuando en el horario correspondiente no abren sus puertas y no nos dan explicaciones. Y nunca aparece el responsable de lo que ocurre porque nadie es responsable de nada.
Vieja fuerte: (gritando) ¡Usted es una diversionista ideológica, un agente del imperialismo yanqui, una espía de la CIA!
Policía: (mirando a la vieja fuerte) ¡Si no bajan la voz, me las llevare a las dos por escándalo publico! (El policía mira con detenimiento a la vieja fuerte) ¿Estaría usted dispuesta a sostener esa acusación ante un Tribunal?
Vieja fuerte: (con voz bajita) ¿Yo?... Bueno..., pero es que mis nietos... las pizzas que quiero llevarles... todavía no han desayunado... tengo cosas que hacer en la casa...
Policía: Entonces si no piensa acusarla, cállese. Si vuelven a alterar el orden público yo mismo las acusaré a las dos.
Vieja fuerte: (enrojece de humillación)
Eustaquio: El policía se marchó y a los pocos minutos la pizzería "Vita Nova" abrió sus puertas.
Narrador: ¿Y la vieja fuerte no volvió a meterse con la viejita delgada?
Eustaquio: No.
Narrador: ¿Y en la cola no hubo mas comentarios?
Eustaquio: La gente estaba hambrienta. La multitud masticaba sus pizzas y en poco tiempo nadie recordaba lo sucedido.
ramon597@correodecuba.cu
Eustaquio: A las 10 de mañana las personas que habían llegado primero que yo tenían los ánimos caldeados. La Líder era una viejita delgada que ocupaba uno de los primeros turnos de la cola.
Viejita delgada: ¡Qué esperan para abrir!
Pueblo: ¡Sí ... que están esperando!
Caminé hasta la puerta cerrada del establecimiento y con la llave de mi casa propiné ligeros golpecitos en el cristal. Del otro lado había una señora terminando de limpiar el local. La moza de limpieza vino hasta la puerta y sin abrirla preguntó qué deseaba, y si yo no veía que ella estaba trabajando.
Eustaquio: Queremos saber cuándo abrirán.
Moza de limpieza: No lo sé.
Eustaquio: (complaciente) Mire, señora, solo queremos saber... comprende... Saber si hoy abrirá la pizzería.
La moza de limpieza respondió que iría hasta la cocina a preguntar. Mientras tanto, la viejita delgada, celosa por que le quitaran el liderazgo de la protesta popular, dijo:
-¿Hasta cuándo tendremos que soportar?
Todos enmudecimos. La cola estaba compuesta por viejos y viejas jubilados y gentes al margen de la sociedad; se suponía que a las 10 de la mañana, hombres y mujeres en edad laboral y jóvenes y niños en edad escolar, tendríamos que estar en fábricas, escuelas, oficinas, establecimientos. En la cola había una vieja de complexión fuerte que tomó el micrófono sicológico.
Vieja fuerte: (dirigiéndose a la viejita delgada) ¡Se nota a las claras que usted no sufrió el capitalismo!
Viejita delgada: ¡Yo sí lo conocí, no lo sufrí! En mi casa todos trabajábamos. Se desayunaba, almorzaba, y comía. No había que perder el tiempo en un lugar como este.
Vieja fuerte: ¡Usted es una contrarrevolucionaria!
Viejita delgada: ¡Más contrarrevolucionaria será la madre que la parió a usted!
La vieja fuerte salió de la cola caminando hacia la viejita delgada con la evidente intención de agredirla. Yo y varios hombres que nos encontrábamos allí nos interpusimos sujetando a la vieja fuerte. Y fue interesante el modo con que la vieja fuerte me miro a la cara para escrutar de que bando yo estaba. Y cuando la vieja fuerte volvió a ocupar su lugar en la cola, dijo:
-¡Ahora mismo buscaré a un policía!
Mientras la vieja fuerte buscaba por los alrededores a un policía, un viejo salió de la cola y también con evidentes intenciones agresivas encaminaba sus pasos en dirección hacia la viejita delgada, y yo y varios más de los presentes tuvimos que interponernos. Y pensé que los "revolucionarios", desde siempre, la única manera que tienen de expresar sus argumentos es mediante el uso de la violencia. Y otras voces comenzaron a escucharse, porque los transeúntes que casualmente pasaban cerca se detenían, y ya se había formado un molote, y la mayoría estábamos a favor de la viejita delgada.
La vieja fuerte regresó acompañada de un policía.
Vieja fuerte: ¡Esa! ¡Esa que está allí!
Policía: ¿Qué fue lo que pasó?
Vieja fuerte: (señalando a la viejita delgada) ¡Esa ciudadana habló mal del gobierno!
Viejita delgada: !Mida sus palabras, extremista! !Usted no sabe con quien se esta metiendo! !Posiblemente por esta Revolución yo haya hecho tanto o más que usted!
Policía: ¡Bajen la voz!
Vieja fuerte: ¡Ella, si! ¡Ella habló mal de la Revolución!
Policía: ¡He dicho que bajen la voz!
Vieja fuerte: (baja la mirada haciéndose la mosquita muerta) Simplemente dije, y lo sostengo, que estoy cansada de hacer cola ante establecimientos que maltratan al pueblo cuando en el horario correspondiente no abren sus puertas y no nos dan explicaciones. Y nunca aparece el responsable de lo que ocurre porque nadie es responsable de nada.
Vieja fuerte: (gritando) ¡Usted es una diversionista ideológica, un agente del imperialismo yanqui, una espía de la CIA!
Policía: (mirando a la vieja fuerte) ¡Si no bajan la voz, me las llevare a las dos por escándalo publico! (El policía mira con detenimiento a la vieja fuerte) ¿Estaría usted dispuesta a sostener esa acusación ante un Tribunal?
Vieja fuerte: (con voz bajita) ¿Yo?... Bueno..., pero es que mis nietos... las pizzas que quiero llevarles... todavía no han desayunado... tengo cosas que hacer en la casa...
Policía: Entonces si no piensa acusarla, cállese. Si vuelven a alterar el orden público yo mismo las acusaré a las dos.
Vieja fuerte: (enrojece de humillación)
Eustaquio: El policía se marchó y a los pocos minutos la pizzería "Vita Nova" abrió sus puertas.
Narrador: ¿Y la vieja fuerte no volvió a meterse con la viejita delgada?
Eustaquio: No.
Narrador: ¿Y en la cola no hubo mas comentarios?
Eustaquio: La gente estaba hambrienta. La multitud masticaba sus pizzas y en poco tiempo nadie recordaba lo sucedido.
ramon597@correodecuba.cu
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