jueves, 2 de abril de 2009

EL CINE (DEL BARRIO) 50 AÑOS DESPUÉS, Rogelio Fabio Hurtado


Marianao, La Habana, 2 de abril de 2009, (SDP) Se ha festejado en La Habana, con los olvidos habituales, el 50 aniversario del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográfica, ICAIC. No merecieron mención alguna Guillermo Cabrera Infante, uno de sus fundadores y excepcional crítico de cine; tampoco se repasaron los fotogramas de Reinaldo Miravalles y Ana Viñas, emblemáticos ambos de memorables realizaciones de la institución. Al polémico Jesús Díaz ni la muerte pudo incluirlo en el onomástico. Excepcionalmente, Nicolás Guillén Landrián fue incluido en el spot promocional que ofreció la Tv.

Aparte de las personas borradas de la historia, echo de menos las referencias a los momentos de crisis a los que sobrevivió el Icaic a lo largo de estas 5 largas décadas

La primera, en el verano de 1961, cuando el bloque del PSP tomó poder mediante las llamadas ORI y trataron de juzgar a Guevara bajo el cargo de promover el arte occidental mediante excelentes cintas como La Dulce Vida, Viridiana, Accatone o Alias Gardelito, en lugar de las ideológicamente garantizadas como Chapaev o El Rio Amarillo Sube la Montaña. Justo es reconocerle al hombre del saco echado por sobre los hombros haber defendido su posición, gracias a eso nos ahorramos una temprana glaciación polar en todas las manifestaciones artísticas. Por supuesto, su amistad universitaria con el Líder le puso freno a la santísima cólera de los intelectuales del Partido, quienes tuvieron que abstenerse de concurrir al cine durante varios años.
La segunda sobrevino a consecuencia del fracaso de la Zafra de los Diez Millones, cuando el gran amigo de Alfredo tuvo que, muy a su pesar, volver al redil soviético. En una de las plenarias sectoriales convocadas para que el pueblo criticase y denunciase lo mal hecho, la emprendieron con Guevara y su Instituto, hasta entonces independiente tanto del MINED como del Departamento de Orientación Revolucionaria del PCC (DOR). Al finalizar, cuando le concedieron la palabra al acusado, este solicitó que el proceso se suspendiese hasta el siguiente día, para que él presentase al Letrado a quien confiaría su defensa. Es obvio de quien se trataba. Lamento no haber estado presente allí, pero el caso fue que Alfredo siguió adelante y la Cinemateca, para delicia de Héctor Pedreira, mantenía en cartelera a Antonioni y al Andrei Rubliov de Tarkovski.

La tercera de estas crisis obedeció al sonado fracaso de la superproducción Cecilia, a mediados de la década del 80. A esta embestida, ya no escapó ileso Guevara, si bien negoció preservar al Icaic de caer bajo el control del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

La cuarta batalla está ligada a la cinta Alicia en el Pueblo de Maravillas, a partir de la cual los Presidentes del Icaic responden cada vez más a la hechura de los Viceministros de Cultura del Ministro Abel Prieto, funcionario más joven, de aspecto más culto y liberal, ante quien Guevara parece haber considerado digna la capitulación, condicionada a conservar en sus manos la dirección del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.

Así de azarosa ha sido la navegación que ha llevado a Alfredo Guevara a recibir en su pecho la Orden José Martí, en reconocimiento a su labor al frente del Icaic.

Por último, creo que este marco es apropiado para expresar mi preocupación por la extinción de los Cines de barrio. No dispongo de las cifras, pero tampoco hacen falta. Baste comparar el espacio que la prensa dedica hoy a la cartelera cinematográfica en la ciudad con el que ocupaba a principio de los 80as. La creación, a fines de la década del 70, del Ministerio de Cultura trajo consigo la noción de las llamadas instituciones culturales con las que debía contar por fuerza cada municipio. No recuerdo exactamente cuántas eran, pero una de ellas, era el cine, con uno por municipio podían considerarse cumplidores. Así, por ejemplo, Arroyo Naranjo, que contaba con cinco, quedó reducido a uno, el Cine Marta, y ese uno, ya no puedo recordar los años que hace que no funciona. Diez de Octubre, que es el municipio más poblado de la Isla, tenía descansadamente más de diez, hoy sigue siendo cumplidor, porque sólo le queda funcionando como tal el Alameda.

Después de 50 años de éxitos constantes, me preocupa que apenas queden cines adonde ir a ver las películas.
primaveradigital@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puedes ver la desgracia en Marianao, ampliamente divulgada por Marianao Ciudad que Progresaba (antes de la revolución} y la lista de cines anteriores y foto del desastre de los que quedan (con pocas excepciones).

Vean: http://www.lenzayas.com/Marianao/cines_de_Marianao.htm

Len Zayas