Santos Suárez, La Habana, abril 2 de 2009, (SDP) Este es un aniversario triste, se conmemora la injusticia, la ignominia, el abuso de poder por parte de un sistema decadente. Y lo primero que viene a la mente es un nombre: Miguel Valdés Tamayo, el primer mártir de este escandaloso hecho, que fue bautizado como La Primavera Negra del 2003.
Mucho hay que orar para que Dios no permita que haya más ningún muerto entre los presos del Grupo de los 75, aunque sabemos bien que los enfermos abundan dentro de las mazmorras, en todo el país.
En estos días ha estado presente en la televisión de Miami, un ex escolta de Fidel Castro, que llegó a alcanzar grados de teniente coronel, nombrado Juan Reynaldo Sánchez. Él, como militar, cumplió 2 años de prisión en La Condesa, Güines, Provincia Habana, que hoy tiene reclusos extranjeros. Cuenta este hombre que un médico que lo atendió de forma casuística, por una afección en el oído, mal tratada, le recomendó: “Aunque te mueras en la celda, no vayas más a la enfermería”.
Y esta vivencia, la logra hacer pública porque salió del país y le han facilitado un programa televisivo para contar toda una historia maquiavélica, pero… ¿cuántos presos políticos tienen semejantes experiencias y no pueden contarla? ¿Cuántos familiares quisieran hacer pública la situación por las que pasan sus seres queridos, encerrados por la voluntad de un hombre, y no pueden hacerlo?
Todavía es un recuerdo bastante cercano para muchos, la intervención de Felipe Pérez Roque, en una conferencia de prensa, días antes de la reunión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en el año 2004, mostrando dos médicos militares del Hospital Carlos J. Finlay, que olvidaron su juramento hipocrático, para explicar que no estaban enfermos dos presos del Grupo de los 75, que hacía meses se encontraban ingresados en este hospital. Pero esta actitud servil fue bien pagada por el gobierno, bajo el título de: “Fidel Castro utiliza a los que le sirven y después los desprecia”, y un mensaje adjunto de “nadie esta exento”.
Como prueba de las mentiras del régimen, ambos presos fueron excarcelados bajo licencia extrapenal -un limbo jurídico- pocos meses después, por no ser compatibles sus enfermedades con la prisión.
No es compartido por todos el criterio de presentar listas al gobierno con presos más enfermos que otros, pidiendo su libertad. Si bien es cierto que algunos presos están en estado de salud bien delicado, esto lo revierte la dictadura en minutos y tiene médicos que se prestan a ello, baste poner el ejemplo de Ariel Sigler Amaya; al cual sus afecciones lo llevaron a un sillón de ruedas y a una delgadez extrema. Después de una protesta porque no lo diagnosticaban, fue trasladado al día siguiente a la ciudad de Santa Clara y se les informó a sus familiares que no tenía que estar ingresado en el hospital, donde llevaba más de 6 meses.
Habría que escribir, hojas y hojas de situaciones similares, de respuestas restando importancia a los dictámenes médicos para ridiculizar a los familiares de los presos y hacerlos poco confiables delante de las personas a las que se quejan. Esto es una historia que se repite y se repite, es parte del librito de reglas del totalitarismo. Si se conversa con cualquier disidente de los antiguos países socialistas, podría decir exactamente lo mismo.
También el ex teniente coronel Sánchez, explicó que su abogado elevó 3 veces la propuesta de libertad condicional y nunca le dieron respuesta, hasta el último día, unas horas antes de cumplir la sanción. Una burla a la que acostumbra el gobierno.
Podría preguntarse a los familiares de los presos de conciencia del Grupo de los 75, ¿cuántos documentos han hecho? ¿Cuántas respuestas han recibido? Y es que algunos todavía piensan que este régimen que viola sus propias leyes, va a comportarse dentro de la legalidad. No obstante, ahí quedan los records de solicitudes para la historia, algún día también podrán divulgarse en un programa de televisión.
Se hace visible ya, después de seis años, el cansancio de todos; la angustia de las madres y otros familiares que en algunos casos no pueden recorrer los cientos y cientos de kilómetros que los separan de las prisiones donde se encuentran, caprichosamente, sus seres queridos. La necesidad de otros de emigrar, porque las situaciones por las que pasan son insostenibles, en fin, el camino de la vida tronchado por tan insostenible hecho.
Y además de este calvario de problemas, tienen que soportar ser desatendidos por las personalidades que vienen al país, y muchos se preguntan ¿cómo es posible que los que sufrieron las dictaduras de Stalin, Mussolini, Franco o Pinochet, vengan a Cuba y le rindan tributo a Fidel Castro? ¿Qué ha sucedido para que estas personas, que algunas estuvieron ellas mismas en prisión, o sus familiares, olviden a los presos políticos?
Este aniversario, luctuoso, que llenará de tristeza muchos hogares cubanos, debe ser el último que estos hombres pasen tras las rejas. Hay que cerrar filas, dentro y fuera del país, la comunidad internacional, los amantes de la democracia y los que creen en Dios, para lograr alcanzar la libertad de todos, sin condiciones.
primaveradigital@gmail.com
Mucho hay que orar para que Dios no permita que haya más ningún muerto entre los presos del Grupo de los 75, aunque sabemos bien que los enfermos abundan dentro de las mazmorras, en todo el país.
En estos días ha estado presente en la televisión de Miami, un ex escolta de Fidel Castro, que llegó a alcanzar grados de teniente coronel, nombrado Juan Reynaldo Sánchez. Él, como militar, cumplió 2 años de prisión en La Condesa, Güines, Provincia Habana, que hoy tiene reclusos extranjeros. Cuenta este hombre que un médico que lo atendió de forma casuística, por una afección en el oído, mal tratada, le recomendó: “Aunque te mueras en la celda, no vayas más a la enfermería”.
Y esta vivencia, la logra hacer pública porque salió del país y le han facilitado un programa televisivo para contar toda una historia maquiavélica, pero… ¿cuántos presos políticos tienen semejantes experiencias y no pueden contarla? ¿Cuántos familiares quisieran hacer pública la situación por las que pasan sus seres queridos, encerrados por la voluntad de un hombre, y no pueden hacerlo?
Todavía es un recuerdo bastante cercano para muchos, la intervención de Felipe Pérez Roque, en una conferencia de prensa, días antes de la reunión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en el año 2004, mostrando dos médicos militares del Hospital Carlos J. Finlay, que olvidaron su juramento hipocrático, para explicar que no estaban enfermos dos presos del Grupo de los 75, que hacía meses se encontraban ingresados en este hospital. Pero esta actitud servil fue bien pagada por el gobierno, bajo el título de: “Fidel Castro utiliza a los que le sirven y después los desprecia”, y un mensaje adjunto de “nadie esta exento”.
Como prueba de las mentiras del régimen, ambos presos fueron excarcelados bajo licencia extrapenal -un limbo jurídico- pocos meses después, por no ser compatibles sus enfermedades con la prisión.
No es compartido por todos el criterio de presentar listas al gobierno con presos más enfermos que otros, pidiendo su libertad. Si bien es cierto que algunos presos están en estado de salud bien delicado, esto lo revierte la dictadura en minutos y tiene médicos que se prestan a ello, baste poner el ejemplo de Ariel Sigler Amaya; al cual sus afecciones lo llevaron a un sillón de ruedas y a una delgadez extrema. Después de una protesta porque no lo diagnosticaban, fue trasladado al día siguiente a la ciudad de Santa Clara y se les informó a sus familiares que no tenía que estar ingresado en el hospital, donde llevaba más de 6 meses.
Habría que escribir, hojas y hojas de situaciones similares, de respuestas restando importancia a los dictámenes médicos para ridiculizar a los familiares de los presos y hacerlos poco confiables delante de las personas a las que se quejan. Esto es una historia que se repite y se repite, es parte del librito de reglas del totalitarismo. Si se conversa con cualquier disidente de los antiguos países socialistas, podría decir exactamente lo mismo.
También el ex teniente coronel Sánchez, explicó que su abogado elevó 3 veces la propuesta de libertad condicional y nunca le dieron respuesta, hasta el último día, unas horas antes de cumplir la sanción. Una burla a la que acostumbra el gobierno.
Podría preguntarse a los familiares de los presos de conciencia del Grupo de los 75, ¿cuántos documentos han hecho? ¿Cuántas respuestas han recibido? Y es que algunos todavía piensan que este régimen que viola sus propias leyes, va a comportarse dentro de la legalidad. No obstante, ahí quedan los records de solicitudes para la historia, algún día también podrán divulgarse en un programa de televisión.
Se hace visible ya, después de seis años, el cansancio de todos; la angustia de las madres y otros familiares que en algunos casos no pueden recorrer los cientos y cientos de kilómetros que los separan de las prisiones donde se encuentran, caprichosamente, sus seres queridos. La necesidad de otros de emigrar, porque las situaciones por las que pasan son insostenibles, en fin, el camino de la vida tronchado por tan insostenible hecho.
Y además de este calvario de problemas, tienen que soportar ser desatendidos por las personalidades que vienen al país, y muchos se preguntan ¿cómo es posible que los que sufrieron las dictaduras de Stalin, Mussolini, Franco o Pinochet, vengan a Cuba y le rindan tributo a Fidel Castro? ¿Qué ha sucedido para que estas personas, que algunas estuvieron ellas mismas en prisión, o sus familiares, olviden a los presos políticos?
Este aniversario, luctuoso, que llenará de tristeza muchos hogares cubanos, debe ser el último que estos hombres pasen tras las rejas. Hay que cerrar filas, dentro y fuera del país, la comunidad internacional, los amantes de la democracia y los que creen en Dios, para lograr alcanzar la libertad de todos, sin condiciones.
primaveradigital@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario