Santos Suárez, La Habana, abril de 2009 (SDP) En días recientes “forrajeaba” alimentos en la plaza Cuatro Caminos, en La Habana, cuando sorprendí a dos glorias del boxeo cubano: nada menos que a Teófilo Stevenson y a Félix Betancourt, ambos retirados del deporte de los puños.
Teófilo Stevenson, huraño, no dado a la plática, buscaba carne de carnero. Conducía un Lada despintado y viejo. Se conoce que está con tratamiento para alcohólicos.
La Pantera de Oriente, como bautizaron los aficionados a Félix Betancourt, es más conversador, más amigo, más cubano. Decenas de personas se acercan a saludarlo.
Sorprende por su estado de miseria: zapatos rotos, ropa deteriorada, demacrado. Pero está con plenas facultades mentales.
Betancourt, a una pregunta sobre su estado de salud, nos dice que tal vez tenga secuelas de la neuropatía que sufrió en el primer lustro de los anos 90. Fue una epidemia que azotó a los cubanos por el déficit de carnes rojas.
La Pantera, humilde, sencillo, carismático, responde sin ambages. Trata a todas las personas de Ud. pero usa la frase “tu entiendes, mijo” que delata su fuerte acento del oriente de la Isla.
Pensamos que vendía maní por los cucuruchos que trae en una jaba negra y raída. Félix nos rectifica: vendo chicharrones para capear la crisis y llevar algo de comer a los míos. Ambos descubrimos con una matemática simple que por 100 pesos que invierte en carne de cerdo parar tales menesteres, obtiene una ganancia de 20 a 30 pesos en una tarde completa. Vende dos o tres veces en la semana.
Muchos kioscos que ofertan productos del agro al final de cada tarde congratulan al “maestro’ con alguna vianda o vegetal.
A la plaza asisten otros ex boxeadores, como Orlando Martínez y Rolando Garvey. Raúl “Pupy” Castillo, que expende en un kiosco, dona alimentos a sus ex compañeros del equipo nacional.
Félix Betancourt tiene 63 años. Se retiró en 1972, a los 26 años. Acumuló 120 peleas, ganó 104. Hizo dos tablas, perdió 14 encuentros. Propinó 90 KO, de ellos 51 en el primer round. Con ambas puños fulminaba al contrario: gancho en el hígado y un recto al mentón. Su estilo fajador de arrinconar al contrario le valió el sobrenombre de La Pantera.
Fue elegido dos veces entre los diez mejores atletas del ano, en 1963 y 1965. En ese año ganó todas las peleas, más de 20 por KO. Fue medallista en Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Olimpiadas (Tokio/1964) y Mundiales.
Cuando ganó la Copa Benito Juárez, en México en 1969, la prensa especializada lo bautizó como La Flecha Endemoniada, por su gancho de izquierda. Nadie sabe donde se encuentra esa copa ni quien la tiene. Félix desconoce su paradero.
Durante los años 60 y principios de los 70, el propio Fidel Castro halagó a aquel joven boxeador que sin saberlo representaba el llamado deporte revolucionario. El dictador le nombró EL NIÑO. Sin embargo, hoy sobrevive en la miseria rampante. Su hogar es una pocilga que se moja. El techo y las paredes están reventados por la humedad. Espera por un supuesto estipendio para campeones que deben donarle con carácter retroactivo.
La Pantera demanda socorro del Comité Olímpico. Ruega encarecidamente ayuda. Pasa necesidad, está punto de morir de pobreza. Este es un SOS por Félix Betancourt.
cubano2000cisd@yahoo.es
Teófilo Stevenson, huraño, no dado a la plática, buscaba carne de carnero. Conducía un Lada despintado y viejo. Se conoce que está con tratamiento para alcohólicos.
La Pantera de Oriente, como bautizaron los aficionados a Félix Betancourt, es más conversador, más amigo, más cubano. Decenas de personas se acercan a saludarlo.
Sorprende por su estado de miseria: zapatos rotos, ropa deteriorada, demacrado. Pero está con plenas facultades mentales.
Betancourt, a una pregunta sobre su estado de salud, nos dice que tal vez tenga secuelas de la neuropatía que sufrió en el primer lustro de los anos 90. Fue una epidemia que azotó a los cubanos por el déficit de carnes rojas.
La Pantera, humilde, sencillo, carismático, responde sin ambages. Trata a todas las personas de Ud. pero usa la frase “tu entiendes, mijo” que delata su fuerte acento del oriente de la Isla.
Pensamos que vendía maní por los cucuruchos que trae en una jaba negra y raída. Félix nos rectifica: vendo chicharrones para capear la crisis y llevar algo de comer a los míos. Ambos descubrimos con una matemática simple que por 100 pesos que invierte en carne de cerdo parar tales menesteres, obtiene una ganancia de 20 a 30 pesos en una tarde completa. Vende dos o tres veces en la semana.
Muchos kioscos que ofertan productos del agro al final de cada tarde congratulan al “maestro’ con alguna vianda o vegetal.
A la plaza asisten otros ex boxeadores, como Orlando Martínez y Rolando Garvey. Raúl “Pupy” Castillo, que expende en un kiosco, dona alimentos a sus ex compañeros del equipo nacional.
Félix Betancourt tiene 63 años. Se retiró en 1972, a los 26 años. Acumuló 120 peleas, ganó 104. Hizo dos tablas, perdió 14 encuentros. Propinó 90 KO, de ellos 51 en el primer round. Con ambas puños fulminaba al contrario: gancho en el hígado y un recto al mentón. Su estilo fajador de arrinconar al contrario le valió el sobrenombre de La Pantera.
Fue elegido dos veces entre los diez mejores atletas del ano, en 1963 y 1965. En ese año ganó todas las peleas, más de 20 por KO. Fue medallista en Juegos Centroamericanos, Panamericanos, Olimpiadas (Tokio/1964) y Mundiales.
Cuando ganó la Copa Benito Juárez, en México en 1969, la prensa especializada lo bautizó como La Flecha Endemoniada, por su gancho de izquierda. Nadie sabe donde se encuentra esa copa ni quien la tiene. Félix desconoce su paradero.
Durante los años 60 y principios de los 70, el propio Fidel Castro halagó a aquel joven boxeador que sin saberlo representaba el llamado deporte revolucionario. El dictador le nombró EL NIÑO. Sin embargo, hoy sobrevive en la miseria rampante. Su hogar es una pocilga que se moja. El techo y las paredes están reventados por la humedad. Espera por un supuesto estipendio para campeones que deben donarle con carácter retroactivo.
La Pantera demanda socorro del Comité Olímpico. Ruega encarecidamente ayuda. Pasa necesidad, está punto de morir de pobreza. Este es un SOS por Félix Betancourt.
cubano2000cisd@yahoo.es
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