Lo que hace unos años hubiera parecido imposible, ya es un hecho. Un negro se ha convertido en presidente electo en los Estados Unidos. Ha sucedido algo temido y advertido por uno de los tanques pensantes más rancio y retrógrado de la dictadura totalitaria de la familia Castro: Armando Hart Dávalos, habló del peligro que representó para la dictadura, la probabilidad de aquel entonces de que Barak Obama resultara elegido presidente de los Estados Unidos, esto ya es un hecho.
Obama se reunió con uno de los nuestros. El presidente electo de los Estados Unidos, entre otras cosas, prometió que las restricciones al envío de remesas y a los viajes a Cuba, serían levantadas. Dicen que además dio garantías, para que el dinero donado por el pueblo y el gobierno de los Estados Unidos para la lucha contra la dictadura totalitaria, llegue esta vez a Cuba y no se quede enredado entre las manos hábiles de la derecha canalla. Si es así, ganamos todos.
Uno de los hombres humildes que libra el sustento con pregones a sotto voce, de artículos útiles que no vende el gobierno, lo dijo todo cuando conoció la noticia, y ofertaba sus excelentes tamales de fabricación casera: “¡Ganó la jama! ¡Que viva Obama!”
Entre tanta noticia de Zapateros y Moratinos, de los Pérez R de ambos lados de lo estrecho y los embudos, de generales, misas rusas y ballet sexagenario, algo bueno tenía que tocarle al cubano indefenso de a pie. Algo más que el azar de una balsa o la certeza del hambre y la represión.
Sólo queda esperar que la esperanza que representa la elección de Obama para el pueblo de los Estados Unidos, se revierta en una relación armónica y triunfante entre el pueblo y el gobierno yanquis y el pueblo cubano y sus luchadores pro democracia. Que las nuevas relaciones pueblo a pueblo, sean las de los Estados Unidos con la Cuba que lucha y no las de la derecha canalla desde Miami a través de una diplomacia torpe que allana el camino a la policía de Seguridad del Estado.
SDP
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